Todos necesitamos “quedarnos” algunos días. Resguardarnos, silenciarnos, ayunar de lo social por un momento. Pero, si ves que pasa el tiempo y cada vez te sentís más desprendido de tu entorno, es momento de tomar acción, apagar las series por un rato y volver al mundo. Hay muchas cosas que te estás perdiendo y te esperan un poquito más lejos del sofá:
En mi experiencia personal, algunas veces, la ciudad me aturde tanto que me retiro por voluntad propia. Pero me ha pasado, también, que me descubro ya no retirada sino “escondida”. Cuando esto se prolonga, puede deformarse y terminar siendo muy poco feliz o convertirse en una especie de fobia social, la cual necesitamos obviamente armonizar para continuar con nuestra vida y que esos “retiros” sean disfrutables y no una manera de escaparnos de algún aspecto que se acumulará en nuestro interior y terminará por estallar de todas formas.
Volvé al mundo: Cuando ya te hayas recargado, descansado y sea tu momento: Salí. Hay muchas cosas que hacés adentro que también podés hacerlas afuera, al aire libre: Leer, practicar Yoga, ejercitarte, escribir o rediseñar tu proyecto.
La ciudad también puede inspirarte, las frases en las pizarras de todas las tiendas y cafés, te brindan contenido reflexivo o motivación emocional. Leerlas no te cuesta nada y hasta, por ahí, te alegran el día. Disfrutá tu barrio, encontrate por casualidad con alguien que te encanta y hasta te hace bien. Mirá con atención lo que más te gusta y evitá enfocarte full time en lo que debería mejorar la zona. No siempre tenemos que estar militando.
Tomá un Baño de sol: Conectate con la luz natural, recibí su tibieza, el cambio positivo que aporta a tus emociones y a tu humor. El sol representa nuestra vitalidad, nuestra creatividad y se conecta directamente con la zona corporal del corazón. Asique imagínate si tendrá beneficios.
Encontrá, descubrí, sorprendete, cada vez que salís habilitás una nueva oportunidad. Un amor, un negocio, un abrazo o un simple momento de alegría al natural que estabas necesitando. No sabemos qué puede pasar allí afuera, pero si nos quedamos escondidos, la vida tampoco podrá encontrarnos.