Necesitás encontrarlo, habitarlo, crearlo en tu propia casa. Un espacio que te permita calmarte, sentirte y volver a vos.
Habilitá un rincón que te haga sentir bien. Que puedas utilizarlo al llegar a tu casa, para calmar pensamientos, aquietar tu energía, volver a tu centro en conexión con vos. Ordenarte por dentro. También, podrás activarlo en las mañanas, antes de iniciar tu jornada diaria, poniendo tu intención y tu propósito para el nuevo día.
Un espacio en el cual poder rezar, agradecer, pedir, honrar, callarte, escuchar y escucharte. De eso se trata. De crear un pequeño lugar en tu casa que actúe como una verdadera medicina. Puede ser un altar, un pequeño sector chill out con almohadones o alfombras para tomar contacto con el suelo y descontracturar el día.
Tener un espacio sagrado en tu casa, te permite conectar allí con aquello en lo que creés. Llamalo como quieras, porque el nombre no importa. Es siempre una gran energía, de amor, de sabiduría, de centro. No se trata de religiones sino de cultivar tu espiritualidad.
Crear tu lugar para centrarte te ayuda al volver de tu trabajo, en situación de estrés, de angustia o simplemente cuando necesitás estar en silencio o a solas con vos. Y, al mismo tiempo, embellece y va curando la energía de tu casa.
Para tener en cuenta
La sugerencia es que no lo sobre cargues, pero sí que agregues algún objeto o decoración que te ayude a serenarte y a entrar en conexión. Siempre es interesante sumar plantas naturales, incienso, aceites esenciales que te gusten y, también, cristales o piedras que hayas recogido, con cariño, de algún lugar.