La falta de vitalidad puede activarse por diferentes razones (alimentación deficiente, estrés, sensación emocional de estar rutinizados), pero necesitamos comprender que esa energía proviene de nuestro centro. Hoy te compartimos algunas maneras de estimularla.
La terapia floral desarrollada por el Dr. Bach nos explica que cuando surge una enfermedad, un síntoma, un desequilibrio en nuestro cuerpo físico es porque hay una interferencia entre lo que nuestra alma necesita y lo que nosotros efectivamente accionamos en la realidad. Se dice que hay una discordancia entre el alma y la personalidad. Cuando estamos atravesando un periodo de falta de energía, podemos comenzar a trabajar con las siguientes pautas:
Revisá, viajá más profundo en lo que sentís: La falta de energía puede estar asociada a que nada te está motivando en este momento. Respetá lo que sentís sin bajar los brazos. Dedicá tiempo a bajar más profundo dentro de tus emociones, recorrelas, buceá preguntando qué situaciones, relaciones o tus mismas actitudes, pueden estar drenando tu alegría y tu ganas de accionar. La meditación y las caminatas al aire libre funcionan muy bien sanando nuestro canal de percepción. Para que la creatividad, las respuestas y la energía lleguen, tenés que volver a vos.
Inspirate, buscá conmoverte: Otra instancia que nos ayuda a recuperar nuestra vitalidad es dedicar tiempo a retomar actividades creativas, contactar con las artes, con el cine, con la fotografía y medios que estimulen nuestros sentidos para volver a despertarlos, deshaciendo bloqueos. Las terapias corporales de bienestar también ayudan a que el cuerpo recupere su vivacidad. Por ejemplo, a través de la técnica de masaje africano.