Aprender a fluir, a disfrutar, a recibir y agradecer, son claves fundamentales a la hora de crear una vida abundante y pacífica. Muchas veces, recién cuando dejamos de intentar controlarlo todo, pelear constantemente por obtener más y más beneficios y comodidades, es cuando recibimos, mayor riqueza personal.
Una vida abundante, seguramente, se defina de tantas maneras como personas existimos en el planeta. Cada uno de nosotros sabe o define la abundancia de una forma diferente, pero estamos de acuerdo (Estoy convencida) de que la abundancia tiene que implicar alegría, salud, bienestar, capacidad de amor por lo que se tiene y, sobre todo, tiempo para poder disfrutarlo.
Dejemos de sufrir y empecemos a vivir
No tenés, a veces, la sensación de que te estás perdiendo tu vida? De que una meta tras otra te lleva a no estar presente en los momentos, como si los atravesaras en piloto automático?
Y no te pasa, también, que otras veces, conectás con un pequeño gesto o situación que te rodea y que te recuerda la belleza, la amabilidad, la generosidad, la templanza que brinda el poder presenciar un amanecer, la plenitud de pasar un día al aire libre, el abrazo de tu hijo?
Esos son momentos en donde, verdaderamente nos sentimos abundantes. Tener un día libre para compartirlo con alguien a quien amás, también es una riqueza, tener un trabajo que, en su mayor parte, te haga sentir contenta, trabajar por alguna causa en la que efectivamente creas, regalarte algo que querías y necesitabas, dedicarle atención a alguien sin pensar en otra cosa ni en tus propios asuntos. Brindarte verdaderamente.
Conectar con lo simple, con la serenidad
Aprendiendo a disfrutar de lo que vamos obteniendo, intentando avanzar con conexión, con corazón en cada movimiento, con amabilidad frente al entorno, con (Como reza una filosofía que admiro) una vida simple, pero con pensamiento elevado.
Saber cuándo parar, cuando bajar el ritmo para avanzar distinto, recordar amar y honrar cada día, aprendiendo a transitar en serenidad y en armonía, es una ruta directa a la plenitud y a la abundancia.
Agradecer y estar felices con lo logrado al día de hoy, no significa ser un mediocre o una persona sin aspiraciones. Significa todo lo contrario, porque habremos aprendido que lo más valioso que podemos experimentar es lo que somos, sentimos y hacemos, justo, ahora.
A cada segundo, elegimos cómo transitar la vida.