Cuidar de tu espalda y su flexibilidad provocará beneficios en el resto de tu cuerpo y hasta en tus emociones. Una espalda tonificada y con plasticidad, traslada esos mismos atributos favoreciendo tu postura emocional. Hoy te compartimos ejercicios para lograrlo.
Las torsiones son muy utilizadas dentro de las rutinas de Yoga por su gran cantidad de beneficios. Realizarlas nos permiten desbloquear energía en la zona lumbar y en los hombros, elongar los músculos de la espalda, liberar la columna vertebral y abrir el pecho, aliviando la presión en el corazón.
Te guiamos con dos ejercicios de torsiones para que puedas practicar en tu casa y sumarlas a tu rutina de estiramientos diarios. Buscá nuestra nota especial sobre los beneficios de elongar los músculos de tu cuerpo.
Torsión Sentado: Para esta práctica, sentate sobre el suelo con las piernas estiradas y los pies paralelos. Enderezá tu torso alineando la espalda y ubicando tu mirada en el frente. Revisá que los hombros estén relajados y ligeramente hacia abajo. Desde esa postura de centro vas a inhalar bien profundo todo el aire. Mientras exhalás, girá tu torso hacia la izquierda rotando desde la cintura y llevando las manos hacia atrás. Apoyalas en el piso para ayudarte a sostener la torsión. Es muy importante que tu cuello acompañe este giro para evitar tensionar la zona del cuello.
Tus piernas y tu cadera quedaron de frente mientras que tus hombros y tu torso están girados hacia la izquierda. Sin presionar pero manteniendo firme la postura, tomá tres respiraciones completas y luego, inhalando, regresa al centro. Realizala del mismo modo hacia el otro lado para completar la secuencia.
Torsión estando de Pie: Para este segundo ejercicio, ubicate parado separando tus piernas respetando el ancho de tus caderas y buscá tu centro. Afirmá tus pies en el suelo y sentí tus plantas y el sostén de tu cuerpo. Abrí los brazos hacia el costado y elevalos de forma tal que queden en una misma línea con tus hombros. Inlahá mirando hacia el frente y al exhalar llevá tus brazos de la siguiente forma:
El derecho rota hacia atrás y el izquierdo queda en el centro, es decir que trasladás la postura rotando tu torso hacia la derecha, pero tus caderas y piernas quedan en el frente para completar el movimiento de torsión. Los brazos se mantienen elevados y tu mirada acompañando el movimiento, se desplaza también hacia atrás. Sentí el trabajo en tu columna, abrí el pecho, expandí la energía en tu espalda y en tus brazos. Tomá tres respiraciones completas y regresá al centro de tu postura inicial. Repetila hacia el otro lado completando tu dinámica.