Llegamos a noviembre y la mayoría de nosotros no puede evitar pensar en sus próximas vacaciones. Comenzás a diagramarlo, sacás pasajes y soñás con todo eso que no hiciste durante el año porque ahora, durante tu viaje, pensás hacerlo. Para que puedas disfrutar al máximo te sugerimos llevar con vos tu practica Reiki que te ayudará a mantenerte alineado, perceptivo, relajado y con máxima energía para deleitarte y divertirte.
¿Alguna vez recibiste o practicaste Reiki al aire libre? Si aún no lo probaste, te recomiendo destinar un momento de tu viaje a realizarlo. Trabajar con la energía Reiki estando acompañado de naturaleza, bosques o la vibración del mar, enriquece muchísimo y diferencia tu experiencia de armonización.
Incluso, si tenés la oportunidad de acercarte a zonas con vegetación nativa del lugar y aromáticas, las propiedades de esos árboles y plantas también participarán en tu sesión por estar rodeándote.
Armá tu momento Reiki en forma intuitiva. Te sugiero comenzar dedicando unos minutos a sentir la energía del lugar en el que estás, a pedir asistencia al paisaje que te rodea y te envuelve por estos días que dure tu viaje y, luego, comenzar tu sesión normalmente.
Llevá tus manos a la zona del cuerpo que más te lo pida y orientate a relajar y nutrir tu energía acompañándola de ese nuevo espacio y de la fuerza de los elementos naturales que estén a tu alrededor.