El nivel justo de ansiedad nos permite sentirnos deseosos y con impulso para accionar. Pero cuando la mayor parte del día nos sentimos gobernados por esta emoción en nuestro cuerpo y en nuestra mente, necesitamos tomar el control y aprender a regularla. Si te estás sintiendo así, te invitamos a buscar una manera natural de armonizarla:

No lográs disfrutar realmente de nada porque siempre estás pensando en tu próximo paso: Esto que parece tan grave mientras lo leés, es mucho más frecuente de lo que pensás y te aseguro que termina por corroer nuestra vida cotidiana. Es muy común caer en esta modalidad de siempre estar preocupado y conectado a nuestro próximo movimiento. Pareciera que no logramos enraizar ni por un momento en el ahora.

Esto nos priva de captar señales, de disfrutar lo que logramos, de presenciar alguna maravilla pequeña o inmensa a nuestro alrededor, pero sobre todo nos priva de celebrar que estamos acá, en este momento, relizando lo que sea que estemos haciendo. Tanto nos hemos preocupado y, al final, ni siquiera logramos registrarlo, vivenciarlo, olerlo, tocarlo o, al menos, darnos el lujo de sonreír mientras lo hacemos.

Sentís que nunca tenés tiempo: ¿Por qué corrés cuando nadie te está empujando? ¿Cómo puede ser que todo, absolutamente todo, lo tengas que hacer apurado? ¿No sería mucho más gratificante poder detenerte y concentrarte en aquello que decidiste hacer, tener algo tiempo entre una tarea y otra para poder registrar cómo te sentiste al hacerla o si quisieras modificar algún aspecto?

¿Cabe la posibilidad de que, tal vez, no sea tan grave si no lográs hacer todo ahora mismo? ¿Puede ser que, quizás, desde afuera no estén tan apurados por recibir tu trabajo, sino que vos mismo te pones una meta detrás de la otra para evitar parar?

Cuando la mínima espera te pone de mal humor: Este es un síntoma clave y muy fácil de detectar porque así tengas una o dos personas adelante tuyo, podés llegar a sentir un mal humor enorme que negativiza toda tu mente y tu cuerpo en solo unos segundos. Te pido que hagas el ejercicio de evaluar tu reacción en momentos de espera.

Claves para mejorarlo:

• Hacer deporte y, si podés, al aire libre.
• Trabajar con Terapia Floral haciendo foco en Impatience
• Recibir Reiki y masajes en zona de cabeza, plexo solar y plantas del pie
• Conectarte con tu respiración