En esta época de Otoño, los días de sol son casi la perfección. No queman demasiado, pero entibian lo suficiente como para entrecerrar los ojos y pausar la caminata a sentirlo y captar su energía. Hoy, te compartimos un pequeño ejercicio para tomar vitalidad y luminosidad por dentro.

Cuando camines, cuando pasees, cuando tengas un momento para dedicarte a sentir el sol, te propongo hacer el ejercicio de tomar de su luz para sanarte por dentro.

Respirá por nariz, tomándote el tiempo de oxigenar bien tu cuerpo. Visualizá la vitalidad que el sol le concede a este mundo y tomá de ella con suavidad.

Intentá concentrarte en cómo iluminás cada parte de tu cuerpo por dentro, colmando partes que estaban sin brillo o escondidas en vos. Dejá que entibie tus fríos, que elimine tus miedos a la oscuridad.

Al exhalar, que todo lo que daña se vaya, se deje ir.

Volvé a inhalar profundo y visualizá esta luminosidad ingresando por tu cabeza y limpiando cada uno de tus pensamientos, tus anticipaciones, tus suposiciones. Que el sol brille en cada palabra, en cada idea creativa, en cada intuición.

Al exhalar, que las dudas se vayan, se dejen ir.

Una nueva respiración y, ahora, la luz y la calidez del sol están en todo tu cuerpo y, sobre todo, en tu pecho. Que el corazón se expanda y lata todo tu amor para dar. Que, como esta gran estrella, se anime sin miedo a brillar en la noche de alguien más.

Ya sin daño, ya sin dudas.

¡Animate a ser el Sol!