No son nuestras mascotas, son nuestros compañeros, nuestros amigos, nuestros maestros. Muchas veces, se sientan o se suben a tu lado, cuando te sentís triste, cuando te duele algo, cuando necesitás afecto incondicional. También, corren y saltan con vos cuando estás bailando de alegría y pareciera que celebran juntos.
Vivenciá su libertad, su simpleza: Observá cómo viven, qué pocas cosas necesitan para estar contentos, como respetan su cuerpo y si tienen sueño duermen y si tienen energía salen a utilizarla. Aprendamos de su libertad, de su manera de dar, de cómo no exigen y se brindan. Como pueden ser guardianes, confidentes, pero nunca olvidan cómo jugar, cómo divertirse, cómo descansar.
El amor cura siempre y ellos nos lo demuestran a diario. Pase lo que pase, están ahí, en silencio, mirándonos, comprendiendo todo lo que pasa en nosotros y a su alrededor. Con la sabiduría natural de acompañar tranquilamente, de recostarse a nuestro lado y de saltar con una alegría inigualable cada vez que vos volvés.
Su energía es un aporte para tu vida: Los animales que más nos atraen conllevan en sí mismos un mensaje para nosotros. Según las culturas nativo-americanas, se me ha transmitido, que cada animal es portador de una Medicina especial. Te invito a descubras este mundo maravilloso y respetes y te nutras de su energía y su bendición.
¿Cómo podríamos no amar a nuestros animales? Abriles la puerta de tu mundo y ellos te abrirán tu corazón.