Tu cuerpo experimenta, percibe, guarda, capta, conserva. A lo largo de los años, se van quedando en él, las marcas de todo lo bueno y lo malo que fuimos viviendo. Por eso hoy queremos recordar la importancia de aliviarlo, de sanarlo liberando viejas cargas porque no podemos ir por la vida como mochilas viajeras gigantes, tan pesadas, tan abarrotadas de pasado.
Elongá para flexibilizarte: cada día, realizá por lo menos diez minutos de estiramiento y ablandamiento corporal. Simplemente, estirá tus piernas, tu columna vertebral, tus brazos, tus muñecas. No solo, estarás flexibilizando el cuerpo, sino también la mente. Y esta modalidad te facilitará el dejar ir, el soltar todo aquello que ya no pertenece a vos misma en el presente.
Bailar, caminar, seguir viaje: Tu energía se mueve adentro tuyo, y afuera el Universo está en constante movimiento. Gran parte de tu armonía y tu salud va a depender de cuanto te muevas. Ponete música y bailá, entrenate, Salí a caminar a diario. La duración no importa tanto como la frecuencia. La clave está en movilizar tu cuerpo con regularidad y con constancia. Incorporar un masajito, aunque sea quincenal, también aporta movimiento saludable.
Limpiá la energía: Trabajá con remedios florales y Reiki que son dos técnicas naturales y nada invasivas que te permiten limpiar tu campo vibratorio y depurar energías residuales que estén bloqueando tu cuerpo y tu mente.