Los Mandalas son símbolos circulares que representan la unidad de todo el Universo. La interrelación que existe entre todas las cosas. En un Mandala todo está contenido.
Son, también, una forma de Arte. Algo que existe en la Naturaleza primaria y que el hombre toma como herramienta de expresión.
Muchas culturas se valen de los Mandalas como Herramientas terapéuticas de sanación. Ya que su confección o pintura llevan al Ser a un estado de meditación y concentración, donde la persona dirige todas sus energías a esa figura que está creando o coloreando.
Al trabajar con colores, estamos expresando y conectando con nuestro cuerpo energético. Cada color activa y trabaja sobre una zona y sus Chakras asociados.
Otro aspecto interesante, es la forma en la cual pintamos. ¿Desde adentro hacia afuera o desde afuera hacia adentro? Ya que esto indicaría un posible estado del Ser. Tenemos momentos donde necesitamos expresarnos y sacar cosas a fuera de nuestro cuerpo y momentos donde lo único que queremos y necesitamos es estar resguardados. Un momento de introspección.
Existen grupos de monjes que fabrican Mandalas con arena en las playas y en cuanto están terminados, una ola, en segundos, los hace desaparecer. Los borra. De esta manera, están trabajando el desapego. El esforzarse en el proceso y no en el perdurar del resultado.
Trabajar con Mandalas nos reconecta con nuestro potencial creativo, nos permite armonizarnos y depurar bloqueos. Nos conecta con nuestro interior.
Porque el Mandala que pintaste sos vos. Vos y lo que estabas sintiendo en ese momento. Es el tiempo al cual respirabas mientras coloreabas; es cada uno de tus pensamientos y tus emociones. Contiene tus alegrías y tus miedos. Contiene lo que quisieras decirle a otro.
Cuando sientas que no puedes expresarte con claridad o tengas la necesidad de decirle algo a alguien y no encontraras las palabras o gestos adecuados, regálale un Mandala. Tomate el tiempo para pintarlo concentrándote en el mensaje que quieres dar y allí lo encontraras plasmado.
Lo ideal sería, disponer de unos minutos previos a la pintura, para respirar conscientemente, ejercitando una pequeña meditación sobre la verdad de aquello que quieres expresar. Luego, busca un espacio donde te encuentres cómodo y allí pinta tu Mandala. Crea tu mensaje y entrégate con él.