Hoy repasamos tres actitudes que, aunque parezca lo contrario, te conectan y sanan tu relación con la abundancia. Si el dinero es energía, atraerla o repelerla se relaciona con lo que vibramos:
Soltar el control: ¿A veces no te da la sensación de que quién se preocupa menos obtiene más? Sin caer en excesos o extremos, necesitamos comprender que dejar de controlar o sostener también es necesario. Tiene que haber un equilibrio entre momentos de trabajo con momentos de ocio, momentos de “no hacer”, momentos de dejar de pensar en “cómo obtener más y mejor”. Cuando soltamos, muchas veces, llega lo que tanto esperábamos.
Destinar recursos a disfrutar: Usar tu tiempo y tu energía para disfrutar de lo logrado, de tus ratos libres, de tu familia, de todo aquello que te inspira y te distiende, también te acerca a tu abundancia. Entendiendo que este concepto no solo representa el dinero, sino también la salud, la fluidez general en tu vida. Dedicá recursos a participar de actividades que te hagan bien y tu relación con la abundancia también sanará de esta manera, porque manifestás la energía de merecimiento y felicidad. ¡Asique a reivindicar tu tiempo libre!
Relajar los pedidos y agradecer más: Seguramente te habrá pasado de darte cuenta que cada vez que hacés un rezo terminás pidiendo algo. ¿Qué pasa cuando hacemos lo contrario? Al realizar un pedido estamos en posición de carencia, al realizar un agradecimiento estamos en posición de abundancia. Y más allá de cuantas cosas sientas que te falten, seguramente al mirar mejor, encontrás bendiciones, personas y momentos por los cuales agradecer verdaderamente. Esto automáticamente orienta tu mente y tu atención hacia lo que tenés y transforma positivamente tu abundancia personal.