La espalda suele ser la zona que más se resiente por estrés, preocupaciones, tensiones y angustia. La mayoría de nosotros experimentamos contracturas y dolores en esta zona. Por eso hoy te compartimos una técnica sencilla que te ayudará, diariamente a relajarte y sumar salud:

Espaldas más felices

Mi primera profesora de Yoga, me compartió este ejercicio hace ocho años. Su simpleza, efectividad y facilidad, me han hecho continuarlos y casi adoptarlo a mi práctica diaria. Hoy te lo quiero compartir:

Como siempre te recomiendo, el primer paso es encontrar tu momento y tu lugar para realizar tu práctica. Intentá que sea silencioso y que no puedan interrumpirte o desconectarte.

Acostate boca arriba, relajando todo el cuerpo. Tomá algunas respiraciones profundas para comenzar a serenarte y registrar tu energía. Cuando te sientas listo, llevá tus rodillas al pecho y abrazalas.

Quedate un momento en esta postura de repliegue para estar con vos mismo, acurrucado en tu propio cuerpo. Sintiendo, respirando. Ahora, manteniendo tus piernas abrazadas y las rodillas en el pecho, comenzá a balancearte suavemente de un lado al otro. Como si te hamacaras.

Es importante que sincronices tu respiración (En lo posible), para que siempre inhales del mismo lado y exhales siempre hacia el otro. Recordemos que la respiración consciente nos suma beneficios en la práctica y potencia nuestro ejercicio.

Repetilo, todas las veces que lo necesites, teniendo en cuenta que la velocidad debe ser lenta y continua. Lentamente, comprobarás como te vas relajando. Y además de ayudar a tu espalda, esta postura, facilita y masajea la zona de los riñones, estimulando su salud.

Siempre recomiendo esta postura a las personas que sufren insomnio o sueño entrecortado. Si este es tu caso, incorporá este ejercicio unos minutos antes de acostarte y comprobá vos mismo como te ayuda a dormir mejor.