Tus hijos saben de esto y te lo enseñan a diario. Más allá de las responsabilidades y las agendas, recordemos la importancia (Para ellos y para nosotros) de elegir dedicar un tiempo para compartir con nuestros hijos sin reglas ni tareas, ni mandatos. Simplemente, estando felices, en juego, en espontaneidad y en diversión:
- Recordar cómo reír hasta que la panza nos duela y sigamos riendo, igual.
- Pasar un momento completamente presentes, sin llevar la mente hacia otro lado ni preocuparnos por lo pendiente.
- Conectarnos desde el juego, sin ninguna otra intención.
- Expandir el amor a través de la diversión compartida.
- Seguir riendo.
- Quedarnos en la cama, por una mañana, todo el tiempo que queramos. Que hoy nada nos apure, que nada nos dirija, salvo el corazón.
- Cosquillas, sonrisas, tiempo libre.
Recordemos, con ellos, la importancia de saber estar, también, así. Es importante y sanador para ellos y para nosotros.