Cada día buscamos avanzar en nuestro crecimiento personal, sanando emociones y creencias que necesitan renovarse. Hoy queremos reflexionar sobre los miedos que impiden nuestra expansión, nuestra entrega, nuestra felicidad.
El miedo siempre nos distancia de la vida. Es importante trabajar con nosotros mismos para poder detectar y descubrir cuáles son esos miedos que se han vuelto recurrentes a lo largo de nuestro camino y que nos han impedido disfrutar, avanzar o entregarnos a los momentos.
Hay un tipo particular de miedo que podemos llamar “heredado” y se trata de esos temores que, de alguna forma, han sido inculcados en nosotros. Por ejemplo, si nuestra familia ha experimentado alguna situación traumática en el tiempo cercano a nuestro nacimiento, es muy probable que se nos haya hablado o contado mucho al respecto, generando cierto contexto propicio para que nosotros también le temamos, más allá de no haberlo vivido necesariamente.
Se dice que llevamos en nosotras la carga emocional de, aproximadamente, siete generaciones anteriores. En la memoria del linaje conviven instancias luminosas y otras que no lo son tanto. Te invito a revisar tus miedos más intensos y ahondar un poco en tu historia familiar para ver si se relacionan con instancias del pasado. Tal vez, ni siquiera te pertenezcan o sean tan propios de tu vida.
Hay ciertas terapias que nos ayudan muchísimo a sanar estos aspectos y quisiera recomendarte algunas:
- Una buena Terapia Floral logra ahondar en estos miedos antiguos
- La terapia con gemas de Obsidianas es efectiva pero no es para cualquier momento, es verdaderamente muy intensa y hay que estar preparados y dispuestos.
- La terapia con regresiones también nos ayuda a sanar estos miedos o traumas heredados.
- Los círculos de mujeres son muy nutritivos para sanar juntas el linaje femenino.