Sabemos que tenés poco tiempo libre y un montón de responsabilidades. Por eso, nos encanta compartirte herramientas o ejercicios que te sirvan para vivir mejor, sin atarearte demasiado. Volver a lo simple, aprendiendo a elegir y a crear hábitos de vida que nos hagan sentir plenos. Hoy curamos pensamientos a través de la respiración.
¿Por qué?
Porque de nuestros pensamientos recurrentes, depende gran parte de lo que nos encontramos a diario en la vida, como así también, el estado de nuestro cuerpo (Que se tensiona, se intoxica o se repliega, si mantenemos pensamientos temerosos, pesimistas o resentidos) y el tipo de relaciones que frecuentamos (Atraemos lo que vibramos o proyectamos).
En tu respiración, tenés una de las herramientas más poderosas para sanarte y para traerte de nuevo a tu centro. Conectar con tu manera de respirar, es devolverte al presente, sacándote de un pasado que te apresaba y de un futuro que te preocupaba a pesar de aun no existir.
¿Cómo?
Simplemente, elegí un momento cualquiera y date la orden de apagar los pensamientos. Van a volver pero volverás a correrlos. Tomá una inhalación profunda pero lenta, llevando tu completa atención hacia cómo dejas entrar el oxígeno y la energía a través de tu toma de aire. Solo estás allí respirando, siendo consciente de este momento y de cómo renovás tu cuerpo con cada respiración. Lo que ingresa es la vida.
Una y otra vez, completá tu circuito, volviendo tu atención a tu práctica respiratoria. A medida que lo practiques, comprenderás que esta es una forma de realizar meditación. Porque el efecto es el de conectar con lo real, con lo que es ahora mismo.
¿Cuándo?
Siempre y cada vez que puedas. Camino al trabajo, durante tu tiempo de planchado, En tu hora de almuerzo, antes de dormir, sentado en un parque, mientras te das una ducha al volver a casa. Todo el tiempo estás respirando, la diferencia está en poner o no poner, allí tu conciencia.
Practicá dirigir tu energía y obtendrás un gran regalo: La plenitud.