Existen muchas maneras de mejorar nuestra práctica de Meditación diaria. Una de ellas es sumando Gemas y cristales. Hoy te contamos porqué y te ofrecemos una guía para que sepas cuál es el más indicado para vos.
Cada cristal conlleva una energía particular y nos permite amplificar el propósito de nuestra meditación. Por ejemplo, sumar una Sodalita nos ayuda a obtener mayor concentración y dirige nuestra mente hacia un punto calmo y en foco. Esto facilita nuestra práctica y, además, nos aporta sus propios beneficios.
Resulta muy eficiente que incorporemos cristales a nuestro sector de Meditación y relajación, porque trabajan, además, imprimiendo sus cualidades en el ambiente. Entonces, por ejemplo, si colocamos un cuarzo cristal en este sector, en el cual hemos puesto la intención de que sirva para serenarnos o enfocarnos, el cristal trabajará expandiendo esas virtudes a lo largo de todo el ambiente.
Además, si has trabajo con gemas y cristales en algún momento, ya has comprobado que ellos portan una vibración muy alta y nos ayuda a elevar las nuestras. Algunas, además, permiten la absorción de energías y la limpieza de nuestra aura o del espacio en donde se encuentren.
¿Cómo sabes cuál es tu cristal?
No lo sabrás con la mente, sino con tu intuición. De todas formas, te compartimos una lista de gemas y cristales con sus beneficios para que puedas orientarte:
• Cuarzo Cristal / Cristal de roca: Amplifican la energía y nos conectan con una vibración más alta que favorece el estado meditativo.
• Lapislazuli / Cuarzos azules / Turquesa: Generan claridad y concentración, disipando pensamientos tóxicos.
• Calcita naranja: Nos conecta con la vitalidad y la creatividad, potencia nuestras ganas y compromiso con la práctica.
• Amatista / Selenita / Cuarzo Ángel: Nos contactan con nuestros guías y maestros y activan nuestra sabiduría intuitiva.
• Turmalina negra / Jaspe rojo: Te mantienen enraizado durante la meditación. Un factor importantísimo que no debemos olvidar cuando meditamos.
¿Cómo las utilizo?
Simplemente las mantienes dentro de tus manos durante la meditación, sintiéndolas, conectándote con ellas. Otra forma, puede ser ubicándola por delante de tu cuerpo. La clave, una vez más, está en la conexión.