¿Sabías que cada síntoma que manifiesta tu organismo, habla de un desequilibrio a nivel físico, mental y espiritual/emocional? Estos días de “encierro” pueden despertar en nosotros muchas señales de alarma: dolor de cabeza, angustia, falta de ganas (y de sueño), y la lista sigue. Para entender qué nos pasa y cómo podemos manejarlo, entrevistamos a la licenciada Alicia López Blanco, psicóloga clínica, y autora de los libros “Por qué nos enfermamos”, “Mi cuerpo, mi maestro” y “Ser, hacer y trascender” entre otros. No te pierdas la charla.
Licenciada López Blanco, ¿Cómo definiría usted “salud” y “enfermedad”?
A ambos conceptos los entiendo de manera integral u holística. La salud holística integra lo que podríamos llamar un “conjunto de saludes”, si se me permite el neologismo: la salud del cuerpo, de la mente, de las emociones, del espíritu, y de las relaciones. Todos estos aspectos se influyen recíprocamente en las experiencias personales de bienestar o malestar. En cuanto a la enfermedad, la entiendo como un desequilibrio que indica que, en algún aspecto, estamos alejados de nosotros mismos, que hay algo que nos afecta y requiere de una toma de conciencia, y de algún tipo de cambio de nuestra parte.
¿La enfermedad nos propone un “darnos cuenta” de algo?
Así es. Propone un “darse cuenta” y una acción dirigida hacia la búsqueda del propio bienestar. Cada síntoma o enfermedad revela una realidad oculta y la expone, deja en evidencia algo que no queremos o no podemos reconocer.
¿Qué relación tienen entonces las enfermedades con las emociones y lo psicológico?
El ser humano es una unidad con múltiples aspectos entrelazados, ninguno de mayor importancia que otro. En esto entran los planos del cuerpo, de la mente, de los afectos (entre los que se encuentran las emociones), del espíritu, y de las relaciones del individuo consigo mismo, con los otros y con su entorno. Un desequilibrio en un plano afecta a todos los demás en mayor o menor medida. En este sentido, no podemos pensar en términos de causa y efecto, sino de variables interrelacionadas con diferentes grados de compromiso. Si, por ejemplo, una persona se fractura una pierna, en primer lugar su cuerpo va a estar afectado, pero su plano emocional reaccionará acorde a las circunstancias, su mente se llenará de pensamientos relacionados con el problema (dependiendo siempre de cuál sea el estilo de pensamiento de cada cual), y sus acciones y relaciones se verán también influenciadas.
¿Por qué hay mucha gente que no quiere ver esta idea de que “enfermamos por algo”?
En general hay una tendencia a poner afuera la causa de aquello que no nos gusta, a pensar que nos pasan cosas a pesar nuestro. La realidad es que en muchos aspectos es así, aunque también es cierto que los seres humanos somos los máximos responsables de nuestra propia salud y bienestar, y que podemos tomar en nuestras manos la dirección de la propia vida. Para ello, no dependemos de una autoridad externa, sólo nos basta con poner en acto nuestra autonomía. Hacernos responsables implica elegir lo que es bueno para uno y eso no siempre coincide con el deseo.
¿Cómo nos damos cuenta de aquello que necesitamos para estar bien?
En esto hay cuestiones que sólo puede responder cada uno según los cambios personales que haya detectado como necesarios, y hay otros aspectos que son de conocimiento general. En estos últimos se inscriben algunas recomendaciones como:
- Realizar actividad física de manera regular.
- Llevar una alimentación consciente.
- Controlar el estrés.
- No consumir tabaco, alcohol y drogas.
- Usar el tiempo libre.
- Respetar el tiempo de descanso y sueño.
- Tener hábitos de higiene personal y ambiental.
- Realizar los chequeos médicos.
- Relacionarnos con amigos y familia.
- Encontrarle sentido a aquello que hacemos.
- Tener un manejo responsable de nuestras emociones y sentimientos.
¿Y qué podemos hacer estos días de cuarentena para cuidar nuestra salud?
Lo más importante en estos días es establecer rutinas de actividades, y cumplir con aquello que nos proponemos hacer. Entre esas acciones es bueno incluir una variedad, que abarque distintos aspectos a atender:
- Respetar horarios de comidas y descanso.
- Realizar diariamente una rutina de trabajo corporal que incluya tonificación, elongación y relajación.
- Si tenemos la posibilidad, pisar descalzos la tierra o el pasto al menos una vez al día.
- Limpiar, ordenar, tirar lo que espera sin uso en el fondo del placard o la alacena.
- Iniciar una actividad siempre postergada por falta de tiempo: pintura, danza, escritura, lectura, artesanías, reparación de muebles u objetos varios.
- Juegos de mesa que pueden realizarse de manera virtual o entre los que conviven en esta cuarentena.
- Proponer horarios de encuentro familiar o con amigos a través de plataformas virtuales.
- Respetar también horarios de baño y arreglo personal.
- No olvidarse de tender la cama todos los días, mantener el orden en los espacios de la casa y cocinar algo rico.
¿Hay posibilidades de que enfermemos más en estos días de cuarentena? (Por el estrés que estamos viviendo).
Siempre que atravesamos situaciones de estrés estamos más vulnerables y proclives a enfermar. Las defensas bajan y podemos abrirle la puerta a diversos desequilibrios. Muchas personas pueden estar expuestas a un invasor y sólo algunas verse afectadas, esto tiene que ver con el sistema de defensas de cada uno, su capacidad y efectividad. Tal vez los malestares habituales que cada uno experimenta según su patrón personal de experimentar síntomas, son los que primero pueden llegar a expresarse. Además de los síntomas que tienen por escenario al cuerpo. La salud mental se ve en jaque en estos días pues el aislamiento social, el encierro no elegido, y la ruptura de rutinas de vida, pueden desequilibrar sobre todo a quienes son más estructurados y experimentan mayor resistencia a los cambios.
¿Algún mensaje que nos pueda dejar?
No podemos controlar lo que sea que pase con el Coronavirus, ni tampoco la marcha de la economía durante esta pandemia, ni sabemos lo que pasará cuando todo esto termine. Seguramente ya no seremos los mismos ni nada volverá a ser igual. No tengo duda de que saldremos fortalecidos en muchos aspectos y habremos hecho muchos cambios si no nos resistimos a aceptar lo que está pasando. Lo que sí está en nuestro control es lo que hacemos nosotros con esto. Cómo nos cuidamos y cuidamos a quienes nos rodean, qué valores toman el timón de nuestra conducta, y cuánta voluntad y perseverancia somos capaces de poner en acto para resurgir con la mayor potencia después de esta crisis.
Y vos, ¿Cómo la estás llevando?
A Alicia López Blanco podés seguirla en IG, o en su página web.