El color y las imágenes nos ayudan a expresarnos y hasta a armonizarnos. Hoy queremos compartirte una versión diferente del dibujo terapéutico. Si en vez de pintar desde dónde estás hoy, lo hicieras concentrándote en dónde más deseás estar, ya estarías dando el primer paso, envisionando lo que soñás y plasmando una parte en tu realidad.
Elegí un dibujo que te conecte con tus deseos: Ya sea que elijas uno listo para colorear o que lo diseñes vos mismo, enfócate en formas y líneas que, de alguna manera, transporten la energía de tu sueño, de lo que querés vivir, de tus proyectos. Por ejemplo, un mandala, tiene forma circular y el círculo se asocia a la unión, lo infinito, lo que nos contiene, los ciclos, la unidad. Los triángulos o las pirámides, tienen puntas que destacan y orientan la energía hacia una zona en particular, esa, por ejemplo, puede ser tu meta.
Buscá los colores que representen ese sueño, ese proyecto que estás por iniciar: Elegí intuitivamente esos colores y tonalidades que reflejan tu objetivo y tu proyecto. Si, por ejemplo, estás con ganas de mudarte a un entorno más natural, podés abocarte a los tonos que para vos representen la libertad, la naturaleza, las plantas, y la ausencia de lo urbano.
Trazá tus líneas en movimientos fluidos y libres dando vida al camino que querés transitar a partir de hoy: Si tu meta fuera permitirte ser más relajado, más intuitivo y menos rígido, podrías pintar con trazos largos y ondulados que te conecten con la suavidad y la delicadeza. Si, por el contrario, tu vida está siendo un tanto caótica y sentís que necesitás ordenarla y darle orientación, abocate, entonces, a pintar por zonas, más ordenadamente.
Sea como sea, en ese dibujo estarás vos y tus sueños. Empezá a vivir hoy lo que deseaste siempre.