Las relaciones con los demás, son un reflejo de la relación con nosotros mismos. Por eso, hoy repensamos los reclamos y los deseos que más le pedimos al otro que nos cumpla o nos ayude a cumplir.
¿Cuántas y tantas cosas le pedimos a nuestra pareja por día? ¿Cuántas situaciones proyectamos en el otro por no lograr reconocerlas en nuestro interior ¿Cuántas demandas imprimimos a diario sobre nuestra relación?
Un ejercicio interesante y sanador es tomarnos unos días para registrar qué es lo que más le pedimos al otro o lo que más esperamos de una futura y potencial pareja. Te sugiero hacerlo durante una semana o dos para darte el tiempo de encontrar los patrones que vas repitiendo a diario. Dedicate un cuaderno y redactá por escrito una a una las frases que repetís a tu novio, novia, marido, amigo con derechos y marinovia imaginaria.
Por ejemplo, en mi caso, yo descubrí que todo el tiempo suelo reclamar básicamente dos cosas: Que me escuchen prestando atención (No mirando el celular, no asintiendo con tono adormecido) y que nadie me concede nunca un placer vintage de escribirme cartas. (No mail, no chat, no hang uot). En ambos casos, haciendo este mismo ejercicio, me di cuenta que ni yo le escribo cartas a él ni a nadie y que yo misma me sorprendo muchas veces (Más de las que me gustaría admitir) poniendo cara y look de escuchar.
En las parejas, sobre todo en la convivencia, podemos descubrir rápidamente cuáles son aquellas cosas que más le pedimos al otro: Que nos haga sentir hermosas y especiales, que se acuerde de nuestros gustos y nos sorprendan, que nos permita expresarnos y toda esta clase de situaciones que suelen salir a flote en mitad de las peleas. ¿Qué pasa si las repensamos al revés?
Los que pedimos tanto que nos escuchen, ¿Será que no nos estamos escuchando a nosotros mismos? ¿Los que pedimos que nos demuestren más cariño, será que nos consentimos ni nos cuidamos lo suficiente? Los que necesitan que les demuestren seguridad para avanzar en la relación, ¿Será que no se sienten enraizados y la autoestima no está muy firme?
Hagamos la prueba de cambiar este envío de energía con forma de demanda, y probemos por un tiempo de pedírnoslo a nosotros mismos. ¿Cómo creemos que se transformaría la relación?