Té y pantuflas. Película en la cama. Limonada en el sillón. Serie favorita. Libro y siesta. ¿Cuándo fue la última vez que elegiste quedarte en casa disfrutando así? Bueno, algo de esto tiene que ver con el Nesting. Una tendencia que nació en los países nórdicos (como pasó con el Hygge), y que nos invita a silenciar un poco el mundo exterior, y refugiarnos en casa, descansando y haciendo las cosas que nos gustan.
Tantas veces nos vemos envueltos en compromisos, salidas, turnos con los chicos, reuniones, festejos, encuentros, metidos en el celular que nos “obliga” a responder mensajes las 24 horas, que nos perdemos de nosotros mismos. Nos agotamos. Nos estresamos. Vivimos ansiosos. Entonces, esta movida, llega para enseñarnos a priorizar lo que nos gusta puertas adentro, y lograr el tan ansiado bienestar personal.
Solo necesitamos dedicarnos tiempo. Y aprender a balancear la vida privada con la social. Sería algo así como lograr un equilibro entre el afuera y el adentro. Entre el silencio absoluto y el ruido. Entre la conexión y la des-conexión. Con un lema que se lleva como bandera: “Vivir el momento presente”.
¿Por dónde empezamos? La propuesta tiene que ver con poder armar en casa, un refugio para encontrarnos con nosotros mismos, y con esa parte de la que nos desconectamos (muy) a menudo: la que ansía leer, escribir, dormir, mirar una peli, escuchar música, bordar, ordenar libros, hacer jardinería. Con linda música, con algo rico, un sahumerio encendido, ropa cómoda, y un sillón bien mullido. Y sobre todo: tiempo para vos.
La clave está en no planificar tanto y dejar que la cosa fluya. Sin tiempo, sin necesidad de tener que terminar nada. Sólo con la idea de estar presentes, de centrarnos con todos los sentidos en lo que estamos haciendo. Entonces, si estamos leyendo, sólo leer. Si estamos cocinando, sólo cocinar. Si estamos mirando una serie, sólo estar ahí. Y –tratar de- evitar, que la mente se disperse pensando en esa lista interminable de pendientes.
Un dato más es que para que el Nesting sea efectivo, es muy importante acomodar el entorno: la casa debe estar limpia, ordenada, y con linda luz natural. Y sobre todo con pocas cosas a la vista. Recordemos siempre que “menos es más”, y que podemos ir descartando de a poco aquellas cosas que no usamos o necesitamos. Dicen los que saben, que una casa muy decorada o con muchos objetos acumulados, causa sensación de agobio. Así que cuanto más simple mejor.
Porque al final de todo, lo que más vale, es aprender a disfrutar de lo cotidiano. Y saborear la vida a otro tiempo. El de nuestras ganas y deseo. ¿Quién se suma?