¿Sabías que una de las razones por las cuales no logramos alcanzar nuestros objetivos es por la falta de enfoque y concentración en ellos? Tu plenitud depende de cuánto tiempo dejes de perder y te comprometas a crearla.
Buscá tus respuestas, explorate: Cuando estamos en desequilibrio interno y experimentamos la sensación de no tener centro, necesitamos dedicar tiempo a re-encontrarlo. Tratá de alinearte, de escuchar que te transmite tu cuerpo y de regalarte cierto período semanal de silencio para ayudar a que la información y las certezas bajen. Conectate con tu energía y vivenciá qué estás sintiendo y que estás necesitando.
Cuando lo tengas claro, avanzá: A medida que vayas obteniendo pequeñas claridades acerca de tu estado presente y de lo que necesitarías trabajar, no pierdas más tiempo y avanzá manteniéndote enfocado. Si tu tema actual es reducir ansiedad, por ejemplo, cada día realizá alguna actividad que te ayude a concretar esta meta y a armonizarte. No te disperses y sumes muchas metas al mismo tiempo, no te distraigas de tu propia plenitud.
Expandite a través del disfrute y la armonía: Cuando nos sentimos verdaderamente plenos, tenemos la sensación de estar irradiando energía, de aumentar nuestra vitalidad y hasta contagiarla hacia los demás. Una de las maneras de lograr esta sensación y esta experiencia es a través de realizar actividades que nos hagan sentir bien, que nos inspiren y nos contacten con nuestra alegría y con nuestro entusiasmo.
Vivir plenos es una decisión y una intención que debemos nutrir y honrar cada día con nuestras acciones, con nuestra mente y con nuestro corazón.