Los mudras son gestos que se consideran sagrados. Nos permiten recibir y canalizar mejor la energía, dirigiendo nuestra intención hacia un propósito específico: Salud, concentración, bienestar, serenidad. Hoy te compartimos dos mudras para centrar tu mente y alcanzar estabilidad interior.
Mudra 1:
Sentate con la espalda recta. Dirigí tu coronilla hacia el cielo y alineá tu mirada hacia el frente. Bajá tus hombros acomodando la postura, pero visualizándote esbelto y alargando toda tu columna. Juntá tus palmas a la altura del pecho, sin apretarlas demasiado. Sentí la energía de ambas manos y la unión entre ellas. Conectá ambos hemisferios, suprimiendo las dualidades, unificándote.
Esta postura aporta estabilidad interior, calma emociones abruptas, nos conecta con la tranquilidad y la contención. Nos devuelve a nuestro centro con amor.
Mudra 2:
Ubicando el cuerpo en la misma postura que en el ejercicio anterior, ahora uní, solamente, la punta de tu dedo índice derecho con la punta de tu dedo índice izquierdo. Intentá que los brazos no se tensionen. Cerrá los ojos y utilizá esta postura para concentrarte, para aquietar pensamientos y meditar en un propósito o intención particular en el cual quieras enfocarte.
Recordá respirar inhalando y exhalando por nariz, procurando que la exhalación dure el doble de tiempo que la inhalación. Esta forma de respirar ayuda aquietando la mente y facilita la purificación, permitiéndote eliminar todo la energía residual.