Hoy te compartimos una nueva meditación para que continúes sumando herramientas armonizadoras. Trabajaremos con una visualización especialmente diseñada para fortalecer tus propósitos y brindarte seguridad personal:
Para comenzar, elegí un espacio sereno que te brinde sensación de unidad y silencio. Traé a tu mente, cuáles son tus propósitos y objetivos en este momento, para comenzar a empoderarlos.
Podés realizar este ejercicio tanto estando parado como sentado. Lo importante es que tus pies o tus apoyos estén firmes y tu espalda se encuentre derecha y relajada. Sin tensión pero sin desmoronarse hacia adelante. La postura es fundamental para trabajar y alinear las energías del cuerpo.
Comenzá tomando respiraciones profundas por nariz y, cuando lo sientas, cerrá tus ojos para alcanzar una mayor concentración y conexión con tu ser interno. Visualizá tu cuerpo como si fueras un Roble. Este árbol fuerte, firme y con gran presencia.
Sentí tus raíces ancladas en el centro silencioso de la Tierra, afirmando tus objetivos con estabilidad y persistencia. Continuá imaginando tu cuerpo como un tronco sano y luminoso que va creciendo en dirección al cielo.
Si bien tus raíces están afianzadas en el suelo, podés percibir cómo tus ramas se mueven siguiendo la luz, acompañando el viento, recibiendo los cambios en la naturaleza que te rodea. Te dejás fluir con ellos, sin aminorarte ni deshacer tus propósitos.
Tus ramas pueden moverse y cambiar, pero tus metas se mantienen firmes y tu copa las eleva hacia el cielo uniendo ambas energías del Universo. De esta unión se nutre tu salud, tu voluntad, tu creatividad y tu resiliencia. Tus proyectos y tus sueños nacen en la tierra y apuntan hacia el cielo azul profundo. Cada parte tuya acompaña este crecimiento y empodera tus esperanzas y tu fuerza vital.
Visualizate fuerte y resistente como este Roble, sintiendo cómo tus propósitos nacen desde tu corazón y se expanden materializándose a tu alrededor como un gran bosque.