¡Estirate!

¡Siempre, a diario y cada vez que puedas!

Al levantarte, para movilizar tu energía, tus músculos y tus huesos, después de varias horas de haber tenido tu cuerpo en reposo y descanso.

Durante tu jornada de trabajo, realizá pequeñas caminatas y movimientos para que tu cuerpo no se quede tan rígido y estático por demasiadas horas. Movilizá tus pies, tus brazos y tu columna, realizando pequeñas torsiones en tu silla. Hacia un lado y hacia el otro.

Alargá tu cuello, estirándolo y movilizándolo.  Ayudá a que tu garganta se libere, soltando palabras y emociones contenidas. Bajá tus hombros, revisando no tensionarlo y visualizá cómo alargás tu cuello y tu cabeza, con tu coronilla apuntando hacia el cielo.

Antes y después de ejercitarte. Resulta fundamental para proteger y preparar tu cuerpo. Te ayudará a rendir mejor y a disfrutar, mucho más, de tu jornada deportiva. Estirá y movilizá tu cabeza, tus brazos, tu pecho, tu espalda y tus piernas. Posturas de Yoga como la pinza, la cobra y la carpa, sirven especialmente para flexibilizar tu cuerpo entero.

Un cuerpo rígido es un cuerpo con menor vitalidad y con mayor predisposición a los desequilibrios, tensiones y enfermedades.

  • ¿Cómo sentís tu cuerpo en este momento?
  • Realizá unos minutos de estiramientos y preguntátelo, nuevamente.

¿Sabías que las sesiones de masajes también ayudan a estirar las fibras musculares? Además, de relajarte y armonizarte, ahora tenés una razón más para agendar el tuyo.

 

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