Gran parte de las dificultades que tiñen nuestra relación de pareja o la búsqueda de ella, tiene que ver con ciertas creencias limitantes que se encuentran encriptadas en nuestra propia mente y nos encargamos de recrearlas día a día. Hoy repasamos algunas y nos proponemos sanarlas:
No elegir y solo aceptar: Cuando transitamos una relación sin tomar elecciones es como dejáramos de participar. Como si alguien nos llevara de las narices por nuestra propia vida. Si estás experimentando interferencias en tu pareja, te invito a revisar qué tan activa y consciente te permite ser esta relación. Si estás buscando un nuevo amor, enfócate en crear un vínculo que te haga sentir capaz y fuerte. No aceptemos solo para no sentirnos solos o para evitar arriesgarnos a cambiar por algo que nos movilice realmente. Aceptemos elegir lo que nos amplíe, lo que nos haga sentir que somos capaces y luminosos para mejorar nuestra vida.
Creer que no estamos a la altura: ¿Nunca te encontraste pensando que esa persona no estaba a tu alcance? ¿Que no habría forma ni hada madrina que te pudiera conceder el deseo de que te preste atención? Muchas veces, no nos damos cuenta que tenemos muy encriptada una sensación de no merecimiento de amor. Alguien o algo nos han hecho creer que no somos portadores del gen. Y esto tenemos que trabajarlo en profundidad y con urgencia. Nadie puede estar afuera y si vos mismo te creés que estás en posición inferior a otro, estás recreando esta energía de aislamiento y soledad.
Un pasado demasiado presente: Otra forma de interrupción que puede aparecer estropeando y haciendo pedacitos puntiagudos nuestro amor o nuestra búsqueda de él, es andar por la vida con un pasado demasiado presente. Relaciones que no logramos cerrar definitivamente, heridas que no terminamos de curar o el temor a que nos pase lo mismo. Necesitamos trabajar mucho nuestra conexión con el aquí y ahora y comprender que si no nos entregamos completamente, nunca lograremos sentir ese amor sano y amplio que deseamos atraer y brillar con todo nuestro cuerpo y nuestra energía.
Animémonos a cerrar historias, arriesguemos a pensar que todo puede cambiar, que hoy podemos comenzar algo realmente bueno porque tenemos la suerte de que no todo esté escrito.