Cuando te sientas demasiado estructurado, monótono, con falta de creatividad o transitando tus días sin entusiasmo, existe una opción sencilla que te re-conectará con la vida desde la aventura.
Mirar cómo los niños miran
Sin temor a descubrir, con ganas de encontrar algo nuevo, sabiendo que existe lo mágico, lo que viste en sueños. Abriendo ojazos enormes, pero mirando con todo el cuerpo.
Volviendo a sorprenderse una y otra vez en cada nuevo día, sin poner barreras o tiempos a la felicidad. La alegría está, simplemente, allí. Y cualquiera puede tomar de ella.
Volver a mirar sin poner nombres, etiquetas o palabras. Simplemente ser ojos para captar la vida con la mirada del corazón.