Aprovechando el cambio de estación, nos preparamos para duplicar los beneficios de nuestro entrenamiento, ejercitándonos al aire libre. Te contamos por qué maximizás resultados:
Cortás la rutina: Salir a ejercitarte, correr o simplemente caminar al aire libre, implica que podés moverte y dirigirte en cualquier dirección. No hay límites en tu camino y podés elegir dejarte llevar intuitivamente por cualquier recorrido. Además, la sensación de trabajar tu cuerpo al aire libre es súper diferente a realizarlo dentro de un gimnasio cerrado. Lo ideal sería complementar tus prácticas dedicando uno o dos días semanales a entrenar rodeado de naturaleza.
Reducís estrés: El entrar en contacto con el exterior, con la naturaleza y, si es posible, realizar tus ejercicios en un entorno abierto o parques que puedas tener cercanos a tu hogar, te ayuda a reducir niveles de estrés o tensiones que hayas acumulado en tu cuerpo físico y mental. El estar al aire libre provoca en nosotros una depuración en los pensamientos y renovación vital que trabajan positivamente en la energía de tu organismo. Al volver, podés realizar un baño con sal marina y terminar de higienizar tu vibración.
La fuerza del sol trabaja como anti depresivo natural y activa en nosotros la voluntad. Además, está relacionado a nuestro chakra o centro cardíaco y su luz y su energía impactan positivamente en nuestro campo emocional. En días donde te sientas un tanto desmotivado, probá sentarte o caminar bajo el sol y conectarte con su fuerza de irradiación.