El ejercicio físico es lo ideal a la hora de mantener el control de las presiones y el estrés diario. Por eso, te brindamos algunas técnicas para que no pierdas el equilibrio y puedas estar en paz con el universo y todo lo que te rodea.
Pero primero, una breve explicación de por qué nos estresamos y podemos llegar a sufrir ansiedad ante determinados estímulos. Como explica la doctora Elena González en su sitio institucional, Cuida tu psique, “bajo circunstancias normales, la mente asimila la información emocional procesándola en el sistema límbico, para luego enviarlo al neocórtex, para su análisis lógico y su respuesta ‘razonable’.
Sin embargo, este proceso cambia durante un evento traumático: debemos actuar rápido, lo que significa de ‘forma instintiva’. Para hacer esto, el cerebro utiliza sus partes más primitivas (tronco encefálico y sistema límbico), y, por supuesto, no hay ‘respuesta lógica’. Así, nos protegemos de los momentos de peligro”.
Según recomienda el sitio especializado Salud 180, estos son algunos ejercicios que podemos implementar para combatir el estrés:
Relajá las piernas: Sentado delante de un escritorio, empujate con las manos contra él y estira tus piernas; contrae y extiende los pies varias veces y rota los tobillos.
Estirá la espalda: Acostado en el piso sobre tu espalda, y con los pies apoyados sobre el suelo, recogé las rodillas todo lo que puedas y empuja suavemente la zona lumbar hacia el piso. Quédate así durante 10 segundos. Relájate, y repite este procedimiento cinco veces.
Dale un respiro a las manos: Rotá las muñecas hacia ambos lados. Extendé un brazo delante de tu cuerpo con la palma hacia arriba, tirá de los dedos hacia abajo, alejándolos de la palma, mantené 10 segundos y repetí el ejercicio con el otro lado. Sacudí las manos como si salpicaras agua.
Aflojá los hombros: Subilos, bajalos y rotalos uno por vez y simultáneamente. Girá la cabeza y el cuello. Relajá los hombros y dejá que tu cabeza caiga hacia adelante, con el mentón apoyado en el pecho. Luego, rotá lentamente la cabeza en círculos, sin estirar el cuello. Repetí este procedimiento cinco veces. A continuación, relajate y rotá en la dirección opuesta, nuevamente cinco veces.