Tener una meta, es tener un camino. Porque un objetivo o un sueño, nos impulsa a encender los motores internos y a ser todo lo valiente que tengamos que ser para lograrlo.
Cuando no encontramos (O no dejamos) que nada nos motive, que nada nos capture el corazón, que nadie nos sorprenda, que ninguna melodía nos cautive, transitamos una vida de monotonía, nos dejamos expuestos y propensos a actuar bajo empuje ajeno o la convicción de alguien más.
No tomar decisiones, no animarnos a cambiar, no aprender a decir que no cuando así lo sentimos, no dar nunca un primer paso, accionar siempre en función de lo que esperan los demás, nos va quitando poder interior y, poco a poco, destiñe y deja muy difusa nuestra esencia.
Una de las claves para este nuevo año puede ser el recuperar tu identidad. Tal vez, ni siquiera sea volver a una vieja versión de vos, sino comprometerte a comenzar de cero pero buscando vivir bajo tus propias necesidades y deseos. Reconectarte con vos mismo, con tu liderazgo y descubrir cuál es tu propósito, cuál es el camino que, al menos hoy, sentís recorrer.
Algunas formas de lograrlo:
- Trabajar con técnicas de autoconocimiento como, por ejemplo, la Astrología.
- Dejarte un momento diario (O, al menos, semanal) para estar en silencio y a solas con vos mismo. Escucharte, vivenciarte.
- Recibir Reiki te permite expandir tu energía personal y vibrarla con mayor intensidad.
- De entre todas tus opciones, elegí una que resuene con vos y, empezando pequeño, da tu primer paso.
- Regulá tu energía sin dispersarte para contar con la potencia necesaria que requiere el lanzar un nuevo proyecto.