Como veíamos en la primera parte de esta nota, para la Astrología, el signo ascendente de tu Carta Natal es la energía de principal aprendizaje que deberás desarrollar a lo largo de la vida. Es decir, el ascendente natal nos devela la línea de destino de cada persona.
Por supuesto, existe el libre albedrio y con cada decisión que tomamos, modificamos el rumbo hacia un lado o hacia el otro, pero existen ciertas tendencias que vamos a experimentar de todas formas porque conllevan en su interior los aprendizajes que debemos realizar para evolucionar en esta vida.
Hoy veamos los últimos signos del zodiaco y sus principales enseñanzas cuando se posicionan en nuestro ascendente natal:
Si tu ascendente es Libra, has venido a comprender y armonizar las relaciones con el otro. Tendrás que desarrollar justeza y equilibrio entre tus propios deseos y las demandas de tus compañeros, parejas y socios. Suele existir una tensión entre el polarizarse o en cumplir todos los deseos ajenos y olvidarme de mi mismo o, en su contrario, darme suma prioridad y no registrar al otro. Aquí es necesario armonizar y equilibrar lo externo con lo interno, el yo y la presencia de otro distinto a mí que, a la vez, me complementa. Libra, además, nos conecta con una búsqueda estética de los vínculos y las relaciones en general. Nos lleva por el camino de la belleza y la armonía. El mayor aprendizaje será incorporar el verdadero compartir.
Si es Escorpio quien está en el ascendente, habrá que incorporar la capacidad de transformar, de curar y regenerar la vida. Esta persona será enviada a situaciones aparentemente conflictivas y en contacto con la sombra personal, para que pueda aplicar allí todas sus habilidades de sanación. Aquí se cuenta con un gran equipo de herramientas personales y empáticas para captar las energías y necesidades de los demás y, por ello, que debe trabajar profundizando a través de una gran capacidad de alquimia y renacimiento.
Si Sagitario se encuentra en el signo ascendente natal, entonces el mayor aprendizaje a desarrollar será la Confianza. Aquí la persona tienen que incorporar una máxima apertura, lanzarse hacia lo desconocido aprendiendo a confiar en la aventura, incorporando aquello que percibía como lejano, como ajeno. Este destino conducirá a la persona a amplificar su visión de las cosas y lo pondrá en contacto con viajes, movimiento expansivo y filosofías de vida diferentes a la propia o de origen, con la finalidad de activar su propia Maestro interior.
En cambio, si el ascendente es Acuario, habrá que aprender de lo inesperado, de lo espontaneo de la vida. Esta energía nos conecta con una mente muy veloz para buscar y captar nuevas líneas de conocimiento y expresividad. Con este ascendente tenemos que incorporar la no permanencia, la mutabilidad y la apertura para expresar nuestra unicidad sin, por eso, quedar marginados o sentirnos a un costado de la vida. Generalmente, esta persona suele sentir que “No encaja” dentro de los modelos sociales o líneas más establecidas y tiende a romper con esas modalidades a través de la búsqueda artística y científica en la cual puede experimentar, expandir y crear nuevas formas.
Si es Piscis (El último signo zodiacal) quien se ubica en nuestro ascendente, la vida nos llevará a contactar con la emoción más profunda y el sentido del caos sensible en cuanto la falta de límites. Habrá disponible una enorme permeabilidad que dificulta la distinción entre el yo y el otro. Se habla de un sentimiento “Oceánico” en donde el agua contiene al todo y se experimenta la vida a través de una gran sensibilidad que capta el aprendizaje de que formamos una sola gran energía. Se suele percibir experiencias poco claras o con falta de foco y es, precisamente, porque aquí ya no hay separación, sino que al ser la última energía zodiacal, ya es necesario evolucionar con todo lo aprendido y registrar la máxima compasión y empatía. Comprendiendo que todo lo que hacemos afecta al Universo en su totalidad.