Vamos a sumar un nuevo elemento a nuestros ejercicios de meditación que ayudará alineando nuestra energía con su sonido ¡Hoy, meditamos con cuencos tibetanos!
La cultura tibetana, utiliza el sonido de cuencos metálicos para equilibrar el cuerpo con el espíritu, armonizando la energía interna y externa. Esta práctica, desde hace tiempo, se ha compartido a lo largo del mundo y, hoy, podemos encontrar o adquirir cuencos en diferentes lugares (Su elaboración no es idéntica pero, si son de buena calidad, actúan trabajando sobre nosotros, con la misma finalidad armonizadora).
Si te gustan los cuencos o ya los utilizaste con anterioridad, seguramente tengas el tuyo propio, pero si no es así, no hay inconveniente ya que podemos utilizar, para este ejercicio, el sonido grabado de cuencos que podés descargar desde Internet o adquirir en un Cd de música especializada.
Como ya trabajamos durante seis días previos, hoy vamos a dedicar esta meditación, simplemente, a terminar de pulir y armonizar nuestra energía a través del sonido y la vibración de los cuencos.
Ya sea que toques vos misma tu propio cuenco o lo escuches a través un sonido grabado, vas a trabajar de la misma manera. Sentate cómodamente, enderezando hombros, espalda y torso. Asegúrate de estar bien apoyada sobre el suelo para enraizarte. Comenzá a respirar, cerrando los ojos, y tratá de ir conectando con el sonido circular y ascendente del cuenco que estés escuchando (o sonando).
Visualizá cómo ese sonido sube, lentamente, desde tus pies hasta tu zona de la coronilla, trabajando todo tu cuerpo por dentro y por fuera. Su sonido limpia y sana aspectos físicos, emocionales y energéticos en los cuales te vayas concentrando.
Te sugiero comenzar por tus pies y piernas (tu firmeza y seguridad), luego por tu abdomen y cadera (Tu autoestima, tu creatividad, tu disfrute). Seguí por tu estómago y tu pecho (Tus relaciones y tus objetivos), avanzá hacia tu garganta y tus hombros (Tu palabra, tu comunicación, tu canto a la vida) y terminá llegando hasta tus ojos, tu frente y la parte superior de tu cabeza (Tu visión, tu intuición, tu sabiduría).
Para finalizar esta práctica, tomá una respiración más profunda y forzá, un poquito, la exhalación para dejar ir todo aquello que hayas limpiado en tu cuerpo. Volvé lentamente, abriendo los ojos y percibiendo tu energía.
Nos encantó haber compartido con vos este primer Desafío Positivo del año y aprender a meditar juntas. Contanos cómo te sentiste y qué otros desafíos te gustaría compartir.
Namasté.