La meditación de hoy es para contactar con nuestra esencia, con aquello que queremos y que somos en realidad. Para dejar salir y expresar nuestra propia naturaleza interna, derribando cualquier prejuicio, miedo o condición. ¿Te animás?
¿Cuántas veces nos perdemos de nosotras mismas? ¿Cuántas otras nos “disfrazamos”, simplemente, por temor a que no nos quieran? ¿Cuántas veces aceptamos situaciones que nos dañan (O con las cuales no estamos de acuerdo) simplemente para evitar el rechazo o la soledad?
Hoy, nos proponemos sanar estos aspectos y ayudarnos, entre todas, a dejarnos ser, a reconocernos tal cual somos y a compartir desde allí, la mejor versión de nosotras que podemos llegar a ser.
Para este ejercicio, te voy a pedir que te recuestes boca arriba, separando las piernas y llevando las manos hacia el pecho, justo, a la zona de tu corazón (Ubicá una mano sobre la otra). Tomá algunas respiraciones por nariz para comenzar aquietando la energía y facilitando la conexión con tu disposición interna.
Cuando te sientas conectada a tu cuerpo y lo suficientemente calma, vas a preguntarte a vos misma ¿Qué acciones y qué mensajes sentís que tenés que dar y no estás haciéndolo? ¿Qué aspectos tuyos, por alguna razón o por miedo, no estás pudiendo expresar y se sienten limitados?
Tratá de registrar cómo se siente tu cuerpo durante estas preguntas ¿Hay alguna sensación diferente o alguna imagen que llegue a tu mente en este momento?
Ahora volvé tu atención a tus manos en tu pecho y tratá de sentir una de tus cualidades o dones personales que más te gusten de vos misma. ¿Cuál sería? ¿Lo estás poniendo en uso con frecuencia? ¿Cómo podrías utilizarlo más?
Cuando hayas encontrado o revelado tus respuestas, vas a tomar una respiración más profunda para asentar este trabajo interno y, lentamente, abrí tus ojos para finalizar este ejercicio.
A partir de ahora, intentemos vivir y honrar nuestra naturaleza.