Para este segundo día de Meditación, elegimos trabajar un aspecto que, la mayoría de nosotras, necesitamos armonizar para que nuestras relaciones y nuestra abundancia puedan fluir correctamente. ¿Cómo está tu autoestima y tu amor por vos?
Todas y cada una de nosotras trae su intuición, su sabiduría interna, su contacto con la verdad. Pero si, por alguna razón, no estás logrando activarla o te sentís un tanto desvalida y atrayendo relaciones y situaciones que descuidan mucho tu valor y tu alegría personal, entonces, puede estar pasando que algún viejo dolor o herida del pasado, esté bloqueando tu certeza y sabiduría interior.
Cuando quedamos anclados en el pasado, no logramos afianzarnos en el presente y nuestro entorno se vuelve des-armónico. Es como si un árbol tuviera su tronco en una zona y sus raíces en otra. Jamás podría nutrirse, ni expandirse, ni crecer. El tronco se caería, y lo usaríamos para sentarnos, para caminar utilizándolo como puente y hasta para descansarnos el agotamiento, recostándonos sobre él.
Muchas veces, nos encontramos así en nuestras relaciones, donde los vínculos nos utilizan, tal vez inconscientemente, como su fuerza de apoyo, como su lugar donde descargar sus problemas y preocupaciones constantemente. Entonces, hoy vamos a trabajar nuestro propio enraizamiento para que seamos personas firmes, nutridas y afianzadas en este tiempo presente que es el único en el cual podemos ejercer magias, bellezas y verdaderas transformaciones.
Elegí un lugar al aire libre, que te quede cerca y cómodo para poder llegar sin complicaciones. Si te sentís a gusto sentándote directamente sobre el suelo, entonces, te sugiero y te recomiendo que lo hagas así. Sino, de todas maneras, podés llevar una manta o un almohadón para estar más cómoda.
Sentate con la espalda recta, cerca de algún árbol o planta grande que te llame la atención por algún motivo. Suavemente, cerrá tus ojos y comenzá a tomar respiraciones lentas y profundas, llevando el aire a todo tu organismo.
Tratá de sentir la energía de ese árbol que te acompaña, intentando aquietarte del mismo modo que él. Sentí que tus pies son como sus raíces y se conectan con el centro de la tierra. Sentí cómo tu cabeza es parecida a su copa y se une y se dirige hacia el cielo. Ahora recorré todo tu cuerpo con tu imaginación y apreciá de qué manera tu espalda es tu tronco, tu firmeza, tu presencia en el mundo.
Continuá respirando y sintiéndote cada vez más fuerte, cada vez más presente y valiosa. Asegurate de enviarte amor y paciencia con la intención. Elegí algo que te haga bien y decítelo a vos misma, sanando tu relación con vos y elevando tu autoestima. Porque no es otra cosa que saber quererte y tratarte como tratarías a cualquier persona que ames mucho.
¿Qué podés hacer por vos para recordarte o descubrir cuán valiosa sos?
Mañana, otra meditación para sanarte. ¡Contamos con vos!