Con tu piel, con tus pensamientos, con tu corazón, con tu imaginación, con tus células, con tu voz, con tus dones y con tus huesos. Con cada parte tuya que pueda expresar, dale el sí a la vida:
Amate y concédete lo que te hace bien: Tratate vos mismo como te gustaría que te traten los demás, atraé naturalmente la energía que más te nutre y que te inspira a vivir mejor.Querete antes de buscar querer a otro. Rodeate de aquello que consideres sano, hermoso y transformador. Y cuando no quieras hacer más esfuerzo, tomate un momento, respetate, no lo hagas, honrá tu descanso y recuperá tu energía, sin sentirte culpable o en falta con alguien más.
Elegí que tipo de presente querés vivir: Decretá, usá tu intención y tu corazón para saber lo qué sentís, lo que te haría mejor, lo que necesitás cambiar y dejar ir. Orientá tu energía y tus actividades a mejorar vos mismo aquello que estabas esperando desde afuera. Empezá en tu casa, empezá en tu cuerpo, en tus relaciones, en vos.
Buscate siempre: Caminá tus pasos hacia tu propia alegría, hacia la gratitud por aquello que te hace sentir bendecido, cultivá las actividades que te vuelven a tu centro y que te recuerdan quién sos o qué viniste a compartir. Valorá tu tiempo utilizándolo en forma consciente.
Anímate, exprésate, sanate, ensuciate y jugá cuando lo necesites. Dale el sí a cada oportunidad de vivir mejor, de hacer lo que te gusta, de compartir tiempo con alguien que realmente te nutre y te inspira. Abrazá vos mismo lo que soñás para vos y para tu entorno, desnudate de juicios que solamente te separan de vos mismo y de los demás, embellcé todo lo que puedas y todo lo que sientas y comenzá trazando la felicidad, la armonía y la salud en tu camino personal. Que el mundo es un poco más hermoso cada vez que alguien se enamora de su propia vida.