¿Cuántas veces sentiste que estabas preso de tus propias creencias? ¿Qué te movías en contra de lo que sentías pero, aun así, no podías desviar el camino? ¿Cuántas veces te encontraste siguiendo modelos que nunca te habías cuestionado pero que, sin embargo, aceptabas casi ciegamente? Seguramente muchas, por eso te invitamos a leer esta nota que te hará replantearte tu cosmovisión y te brindará cuatro herramientas ancestrales para despertarte y activar tu propios acuerdos.
Los Toltecas fueron una cultura ancestral de México que, como todos los pueblos originarios, mantenían una vida simple en armonía con la naturaleza. Sosteniendo que el camino a la felicidad y a la completitud era la creación de nuestros propios Intentos por enfocar nuestra Atención en el diseño de una Vida Sana, armónica y alineada con nuestras propias creencias. De esta manera, activaríamos nuestro Poder Personal.
Don Miguel Ruiz fue el encargado, por su linaje y por su misión, de transmitir parte de este conocimiento y de esta forma de vida. En Su libro “Los cuatro acuerdos”, diseña un modelo con herramientas que nos permiten reposicionarnos en nuestra vida, fortaleciendo nuestro poder y alineando nuestro camino y nuestro corazón con nuestro verdadero pensamiento. Repasemos esta sabiduría y pongámosla en práctica:
“Se impecable con tu palabras”, Este es el primer acuerdo planteado en el libro y aunque te parezca tan sencillo, permitime decirte que no lo es. A través de nuestras palabras manifestamos un poder creativo que, también, puede ser destructivo. Este acuerdo nos revela la importancia no sólo de hablar desde el corazón, sino también de no hablar cuando no tenemos nada amoroso para decir. Nos reconecta con la comprensión de respetarnos a nosotros mismos y a los demás a través de una palabra propia y sanadora. No utilices tu palabra para herirte o herir a otros Seres. No las gastes o las disfraces con la voz de otro. No te juzgues ni te culpes, entrégate mucha belleza. Don Miguel dice que las palabras son instrumentos de la Magia y que tienen un doble filo: Pueden construir el sueño más bello o destruirlo todo.
“No tomes nada personalmente”Este es el segundo acuerdo y nos entrega una herramienta muy valiosa, haciéndonos Ver que cada uno es responsable de su propia realidad y que todo lo que hacemos, nos lo hacemos a nosotros mismos. Nos entrega Libertad, nos saca del modelo de Victima en el que solemos caer. Lo que el otro haga o diga, incluso si te lo está dirigiendo, no tiene por qué causarte ningún desequilibrio si recuerdas que está proyectando su propio sueño, su propia realidad. No te está hablando a vos, se está hablando a sí mismo. Este acuerdo nos habla del desapego, del éxito y del fracaso. Nos aporta Alas para despegar nuestro propio vuelo. Nos conecta con nuestra propia inmunidad.
“No hagas suposiciones”. Este es el tercer acuerdo. Nos conecta con la necesidad de dejar de elaborar pensamientos sobre pensamientos. Nos anima a despertar la valentía de preguntarle al otro, de ser más claros al comunicarnos, de retomar la impecabilidad del primer acuerdo. Muchas veces, tenemos discusiones eternas en nuestra mente donde nos preguntamos y nos respondemos sobre actitudes o vidas de otros. En vez de enfrentarlo directamente y realizar nuestra pregunta o nuestro pedido. El otro no tiene por qué saber lo que necesitamos o lo que sentimos. Tampoco conoce nuestras expectativas. No des nada por sentado, se claro en tu pedido. El Universo responderá.
“Has siempre lo máximo que puedas”. Cuarto y último acuerdo, nos permite reafirmar y enraizar los otros tres. No hagas ni más ni menos que lo máximo que puedes y recuerda que este nivel variará de acuerdo a tu momento. Respeta tu rendimiento, actúa porque lo sientes. No por premios, no por fama o auto-exigencia y, más allá del resultado o las circunstancias, honra tu esfuerzo y has siempre lo que mejor puedas. Así, no habrá pensamiento que juzgue o que desacredite tu poder. Tú has entregado desde tu corazón, y los has hecho con tu mejor esfuerzo de ese momento.