Al encarar nuestra vida en sociedad, con todas las exigencias que la misma conlleva, hay algo que nos posibilita posicionarnos mejor, y esas son nuestras virtudes y fortalezas humanas. Con ellas como estandarte logramos hacer frente a las situaciones que se nos vayan presentando y vamos dando respuesta a cada una de las personas con las cuales nos relacionamos.
Como todo lo relativo a las cuestiones psicológicas que nos dirigen la vida, el conocimiento que tenemos sobre nuestras propias fortalezas es indispensable para poder darles la mejor utilidad y sacarles el mayor beneficio. Muchas veces este conocimiento que tenemos sobre las mismas es erróneo, y tantas otras es directamente inexistente.
Hace algunos años la psicología positiva pudo definir, en base a tres años de investigaciones exhaustivas, las 6 virtudes humanas que aparecen a lo largo de nuestra historia como seres pensantes que habitamos esta tierra. De estas seis virtudes pudieron identificar las veinticuatro fortalezas que se reparten entre cada una de ellas. El estudio se basó en revisar los postulados de las más importantes tradiciones religiosas y filosóficas. Seligman y Peterson (2004) pudieron clasificar las seis virtudes humanas luego de investigar los escritos del taoísmo y el confucianismo, el budismo e hinduísmo, la filosofía ateniense, y las religiones católicas, judías e islámicas.
El resultado fue categórico: seis virtudes aparecen repetidamente en sus escritos:
Coraje
Justicia
Humanidad
Sabiduría
Templanza
Trascendencia
Si buscamos la definición de cada una en el diccionario encontraremos que estos conceptos son imprescindibles para encarar una vida más genuina y responsable, hacia nosotros mismos y hacia los demás.
Así vemos cómo la virtud “Sabiduría” estará formada por las fortalezas de creatividad, curiosidad, deseo de aprender, pensamiento crítico y la tan necesaria perspectiva.
En cuanto a la virtud “Justicia” podemos encontrar entre sus componentes al trabajo en equipo, el liderazgo y obviamente el sentido de la justicia.
Al respecto de la virtud “Coraje” veremos que se compone de las fortalezas como son la vitalidad, la perseverancia, la integridad y la valentía, por supuesto.
En cuanto a los componentes de la virtud “Humanidad” nos encontramos con las fortalezas de amor, amabilidad e inteligencia social.
La virtud “Trascendencia” se edificará con hermosas fortalezas como son la gratitud, la esperanza, el aprecio por la belleza y la excelencia, el sentido del humor y la espiritualidad.
Y por último, para la virtud “Templanza” serán necesarias las fortalezas de autocontrol, prudencia, humildad y perdón.
Estas virtudes y fortalezas se pueden medir con un test muy sencillo. Peterson y Seligman crearon un centro de cuestionarios online, y cualquier persona puede acceder y realizar el test que desee. Para medir las veinticuatro fortalezas se utiliza el cuestionario VIA de 24 fortalezas personales. Es un test de 240 preguntas que se completa en menos de veinte minutos. Cómo resultado obtenemos el listado de las fortalezas en orden de uso y presencia en la propia vida.
Lo interesante de este test es saber cuáles son nuestras fortalezas principales y por otro lado identificar las fortalezas que tenemos en una medida menor. En este sentido será muy inteligente de nuestra parte valorar las fortalezas que tenemos en mayor medida, dándoles un uso justo y sostenido. Por otro lado, será de mucha ayuda buscar caminos para desarrollar las que aún no estemos aplicando en toda su amplitud.
Al tener mayor conocimiento de cuáles son estas fortalezas tendremos mayor conocimiento sobre nosotros mismos y sobre nuestras capacidades y habilidades. Se trata de una herramienta de autoconocimiento muy simple pero profunda y certera. Ya sabemos que mientras más oportunidades nos demos para conocer nuestro ser, mejor serán nuestras elecciones y actitudes con respecto a lo que se nos vaya presentando. Nuestras fortalezas podrán ser un faro y un escudo en momentos de turbulencia emocional, guiándonos desde su potencia tan sensible y humana.