Relaciones
¿Cómo superar un vínculo de pareja tóxico?
Cuando estamos inmersos en un vínculo de pareja tóxico, la relación puede afectar nuestra salud y calidad de vida. Por eso es tan importante -en estos casos-, aprender a establecer límites sanos. Aquí, cinco claves para lograrlo.

Aunque en general deseemos con el alma tener una relación amorosa, positiva, donde reine la armonía, a veces caemos en vínculos tóxicos (y en ocasiones, más de una vez). Y esto sin dudas traba nuestro desarrollo personal, destruye nuestra autoestima, afecta nuestra vida entera, y genera un gran desgaste emocional. Hablamos con Bernardo Stamateas, doctor en psicología, para que nos cuente cómo detectar si estamos en un vínculo tóxico y nos de herramientas para poder salir de ahí a tiempo.

 

Bernardo, ¿a qué se considera “vínculo tóxico”? ¿Cuáles son las características?

Cuando el vínculo no está basado en el respeto, en la simetría del dar y recibir, la relación no es “pareja”. Si le tengo miedo a mi pareja, si decide por mí, si me controla, si me cela, si me descalifica, ése es un vínculo tóxico. Este tipo de vínculo no solo tiene lugar en la pareja, sino además en la familia y en todas las relaciones interpersonales que la gente desarrolla en cada área de su vida: trabajo, educación, amistades, etc.

¿Y qué serían las personas tóxicas?

Todos tenemos rasgos tóxicos. Pero el que los tiene como una manera de vivir, no hace introspección y ve fallas siempre en los demás (nunca en su vida). Las personas tóxicas son aquellas que envenenan tu vida, que quieren ejercer el control y la manipulación sobre tus emociones y tus decisiones, que ejercen maltrato verbal o físico. Ellas siempre restan, porque te llenan de culpa, te subestiman y menosprecian tus sueños y emprendimientos.

En algún momento usted también habló de la “gente chismosa” como tóxica…

Sí, los chismosos son otro tipo de personas tóxicas (los que se meten en vidas ajenas). Alguien entrometido que, en el presente, obtiene información de vos, en el futuro, buscará obtener información tuya de otras fuentes. Por esa razón, nunca deberíamos tener intimidad emocional con alguien chismoso. Y, en cuanto nos sea posible, debemos mantenernos alejados del tóxico. Todos experimentamos problemas y dificultades, pero muchos son “problemáticos” y se llevan mal con medio mundo. Lo ideal es relacionarnos con todos, pero intimar solo con algunos.

En una pareja, si uno de los dos es “tóxico” ¿Puede contagiar al otro? ¿Cómo nos damos cuenta de esto?

Las personas somos seres relacionales y armamos circuitos repetitivos de interacción. Muchas veces, alguien tóxico puede estimular el armado de un circuito negativo. Somos seres influenciables, las emociones son contagiosas.

¿Cómo es eso del circuito negativo? ¿De qué se trata?

Nosotros nos relacionamos con los demás y estimulamos sus reacciones. Y a la vez, las reacciones de los demás influencian las nuestras, armando así como una especie de “tango” o “baile”. A veces, esos bailes de interacción son positivos o nutritivos, y otras veces, son tóxicos.

¿Se puede superar un vínculo tóxico?

Todos nos toparemos con alguien tóxico en algún momento de nuestra vida. Jamás deberíamos tratar de cambiarlo porque nadie cambia si no reconoce que necesita hacerlo y decide accionar para ello. Como mencioné, en cuanto de mí dependa, tengo que evitar intimar emocionalmente con gente tóxica. Si es un familiar, puedo fijarle límites para cuidar mi mundo emocional. Siempre puedo ser emocionalmente libre de la gente, aunque esté cerca físicamente.

¿Podríamos ampliar esta idea de ser “emocionalmente libres de la gente”?

No tenemos que híper-idealizar o divinizar a nadie. Pero tampoco, satanizar a nadie. Tenemos que ver al otro como un par, con aciertos y errores como todo el mundo.

¿Qué pasa cuando el tóxico es un familiar? Es difícil cortar las relaciones de sangre.

No hay que cortar con los familiares, sino establecer límites sanos y saludables. Necesitamos enseñarles a los demás la manera en que queremos que nos traten: con respeto y cordialidad.

¿Cómo hacer para que la influencia tóxica de los otros no nos dañe?

Algunos optan por responsabilizar a otros por cómo se sienten. Pero la verdad es que solo yo decido, a cada momento, cómo voy a reaccionar frente a lo que me sucede. El afuera puede tener alguna influencia en nosotros, pero siempre es uno mismo el que toma la decisión de sentirse bien o mal. Los seres humanos tenemos libre albedrío. Es decir, como me gusta expresarlo, tenemos “el control remoto” de nuestras emociones. ¡Y nunca hay que permitirle a un tóxico que lo maneje! Somos naturalmente libres para escoger nuestras reacciones, y nadie nos puede privar de dicha libertad.

¿Nos daría cinco claves para superar un vínculo tóxico y tener una relación sana?

  1. Aprender a decir “sí” y “no”, es decir, a poner límites. Dejarle en claro a los demás cómo queremos que nos traten. ¿Cómo deberíamos pedir que nos traten? La actitud ideal para hacerlo es: en vez de desear que la otra persona cambie, determinarme a madurar y avanzar yo mismo. Porque si cada uno logra su crecimiento, quienes nos rodean, tarde o temprano, también lo lograrán.
  1. No tratar de cambiar al otro, sino cambiarnos a nosotros mismos, es la mejor manera de influenciar positivamente. La manera en que me veo a mí mismo tiene que superar aquello que quiero hallar en el otro. Si en una relación interpersonal, yo busco ser aceptado y validado, mi felicidad dependerá de lo que el otro me dé. Y casi siempre, una persona que se maneja así, acaba con sus emociones lastimadas, pues quien está a su lado no siempre es capaz de darle lo que espera.
  1. Mantener un balance entre el dar y el recibir, entre el oír y el hablar, entre el ayudar y el ser ayudado. La pareja debe tener un proyecto en común para compartir y para que puedan seguir creciendo como tal; pero también es necesario respetar los espacios individuales de crecimiento y de proyectos propios. Estas individualidades, al unirse, también enriquecerán la pareja.
  1. Construir una comunicación sincera y abierta buscando soluciones que mejoren el vínculo. Necesitamos expresarnos en términos positivos: “Me gustaría esto”, y no en términos de queja. También, como dije anteriormente, mantener un ida y vuelta en la comunicación entre el dar y el recibir, entre el hablar y el escuchar. Y construir siempre el cerebro de pareja, el “nosotros”, qué es lo que sería mejor para ambos como pareja.
  1. Procurar juntarnos con parejas sanas y con personas que añadan valor a nuestra vida. Una pareja sana es una pareja simétrica, donde ambos construyen un proyecto mutuo.

 

¿Cómo darnos cuenta si lo nuestro es amor o dependencia emocional tóxica?

El amor libera, la dependencia emocional tóxica aprisiona. El amor construye, la dependencia emocional tóxica destruye. El amor respeta, la dependencia emocional tóxica descalifica. El amor diferencia, la dependencia emocional tóxica simbiotiza.

 

¡GRACIAS BERNARDO! Pueden seguir leyendo a Bernardo en sus redes  y sumarse a todos sus vivos: https://www.instagram.com/berstamateas/

 

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