Iluminá y ventilá: Que el viento y el sol puedan ingresar a tus ambientes. Abrí tus ventanas cada día con este propósito en particular: Dejar ir lo que debe irse y dejar llegar lo fresco, lo nuevo, lo vital. Hacé circular la energía evitando amontonarla o tenerla a oscuras.

Sonido armonioso: Utilizá instrumentos o listas de canciones que promuevan energía de alta vibración. Por ejemplo, a través de cuencos de cuarzo o de metal, campanillas, pines, sonidos de naturaleza, canto de mantras.

Traé naturaleza vital: Incorporá plantas y flores naturales frescas y cuidalas con atención y cariño. Ellas renuevan la energía en tus ambientes y con sus colores, también, te armonizan.

Ingresá lo que te inspire: Imágenes, personas, objetos que eleven tu imaginación, tu esperanza, tus ganas y tu libertad. Nada más saludable que rodearnos de la belleza que nos ilumina y nos hace soñar y amar.

Ondulate: Desde el Feng Shui se nos enseña que la energía fluye mucho mejor cuando circula en forma ondulada o serpenteante que cuando lo hace en línea recta. Acomodá tu mobiliario para que, sobre todo en los pasillos y acceso de ingreso, tu decoración no sea únicamente lineal.