“Caminar es nuestra forma más primitiva de movimiento. ¿Cómo no le haría bien caminar a un mamífero que, en su origen, caminaba kilómetros y kilómetros para cazar, recolectar fruta o ir a buscar agua? En nuestra biología, el movimiento y la alimentación son un vínculo indisociable. Y cuando el cuerpo, que fue diseñado para moverse, no lo hace, se enferma. ¡Así de importante es caminar!”, dice Matías Marchetti, licenciado en nutrición y creador del método de nutrición y bienestar MarchettiRules©
Es clarísimo. Caminar nos hace bien al cuerpo. Pero si a este hábito tan saludable, además le sumamos una dosis de asombro, también le daremos calma al alma. Según un estudio realizado en el 2020, por investigadores del Centro de Memoria y Envejecimiento (MAC) de la Universidad de California San Francisco y el Instituto de Salud Cerebral Global (GBHI), salir a caminar prestando atención al entorno, impulsa emociones saludables. Y esto es lo que se conoce por “caminatas asombrosas”.
Ya lo sabemos: el asombro es una emoción positiva, que nos permite valorar lo que tenemos alrededor, ser más conscientes de aquello que nos rodea, estar más alegres, y agradecer. Nos puede asombrar la música, un libro, un encuentro con amigos, una comida, y también una caminata. ¿De qué manera? Si salimos a caminar percibiendo los colores, las texturas de las plantas, los aromas, el viento en la cara, las sensaciones del cuerpo, los sonidos de los pájaros, el azul del cielo. En fin, experimentando el paisaje con todos los sentidos. Desconectándonos de nuestras obligaciones, y dejando de caminar en piloto automático. Conectando con el afuera a c o n c i e n c i a.
“Después de que el 2020 nos hizo mantenernos a resguardo y nos limitó la libertad de movimiento, recuperar la rutina de caminar cobra un sentido importantísimo; porque no sólo nos permite volver a poner el cuerpo en marcha, sino que nos reconecta con el afuera, con el aire libre, con la naturaleza y con todo ese entorno que es nuestro mejor complemento”, comenta Marchetti.
Y agrega: “Lo importante, más allá del consecuente beneficio en el cuerpo y la salud, es que a medida que vayamos entrando otra vez en la dimensión del movimiento, iremos conquistando nuevamente todo lo que hay afuera. Volver a ejercitar el asombro por las cosas simples y llenarnos de optimismo por lo que vendrá, es tan importante como el acto en sí de hacer ejercicio”.
Es más simple de lo que pensamos. Varias investigaciones revelaron que tan solo 15 minutos a la semana de una caminata asombrosa, puede elevar nuestros niveles de bienestar, y reducir cualquier angustia: “El asombro es la capacidad de comprender que somos una pieza pequeña, pero única y particular, dentro de un engranaje enorme. Y que entonces, a partir de ahí, nos debemos dejar sorprender por todo lo que nos llega, para tomar lo que nos sirva y desechar lo que no nos identifique. Pero atención: porque esto debemos ejercitarlo no solo caminando, sino en cada actividad de la vida: asombrémonos también con los sabores reales de los alimentos, por ejemplo, que tan olvidados los tenemos”, reflexiona Marchetti.
En general pensamos que para sentirnos mejor debemos hacer grandes cosas, viajar a lugares lejanos, juntarnos con mucha gente, y tener “enormes” experiencias. Pero a veces, la clave está más cerca: en una caminata a conciencia. En un poco más de alegría y conexión con el mundo que nos rodea. Te invitamos a que lo experimentes estos días.
Más info: @matias.marchetti