Continuamos en nuestra campaña de sumar hábitos sanadores simples y hoy te sugerimos esta práctica sencilla que no requiere ninguna inversión de dinero. Se trata de liberar tus pies para ayudarte recuperar tu equilibrio.
Una vez más, los niños son grandes maestros y ya lo hacen intuitivamente. Andar descalzos es, para ellos, una gran alegría, es lo intuitivo, lo natural. Muchos de nosotros, en días difíciles o demasiado atareados, lo primero que hacemos, al llegar a casa, es quitarnos los zapatos, relajar y liberar los pies.
¿Qué te parece hacerlo en la naturaleza?
Sobre el pasto, la arena, la tierra, bañándolos en el rio, en un arroyo o en el mar. Caminar descalzos nos beneficia enormemente porque no solo, estimula la conexión directa con la energía de la tierra y del sostén, sino que además nos permite liberar tensiones a través de una caminata.
Mayor flexibilidad, al quitar los zapatos y las medias, el pie puede realizar movimientos más amplios y, al desplazarnos, conectamos con la sensación de apertura, tanto mental, como emocional. (Todos nosotros necesitamos flexibilizarnos en algún aspecto).
Movilizar la energía. Al permitirnos andar descalzos estimulamos las terminales nerviosas que residen en la zona de nuestros pies, directamente entrando en contacto con la tierra o el agua. Esto ayuda a tomar mayor energía / vitalidad y, facilita que podamos desprender tensiones y estrés.
Activa nuestra percepción, Al liberar nuestros pies de los zapatos, nos permitimos sentir directamente el contacto con la tierra, con el pasto, con el agua. De esta forma, activamos nuestro mundo sensorial y potenciamos nuestra intuición a través del contacto con la energía de la naturaleza.
Extra tip:
Dedicate un auto masaje de pies dos o tres veces por semana. Utilizá un aceite o crema que, mediante su aroma y sus propiedades te ayuden a relajarte. Te sugerimos: Lavanda, melisa o tilo.