El aquarunning o la técnica de correr bajo el agua surgió en un principio como método de recuperación de lesiones. Sobre todo aquellos atletas con distensiones y roturas musculares o ligamentarias que se veían imposibilitados de realizar su entrenamiento tradicional, se animaron a implementarlo. La gran ventaja es que además de ser muy efectivo, como la natación, permite ejercitarse sin generar impacto contra el suelo, gracias a la reducción de la fuerza de gravedad. Sin duda, se trata de una de las maravillas de las nuevas formas de entrenamiento.
¿Cómo se practica?
En primer lugar, tienen que estar dadas las condiciones para poder practicar este ejercicio. La carrera en el agua debe realizarse en un lugar profundo, donde no se toque el fondo con los pies, normalmente en la parte honda de una pileta. El cuerpo deberá permanecer en forma vertical (un cinturón de espuma o un chaleco ajustable puede ser una gran ayuda para brindar la necesaria flotabilidad). El torso, el pecho y las piernas deben permanecer bajo el agua y los hombros, el cuello y la cabeza fuera de ella, según indica un artículo del diario Clarín.
Una vez colocados correctamente se procede a realizar los movimientos que se harían si se estuviera corriendo por una superficie estable. La boca debe estar suficientemente fuera de la superficie del agua, sin tener que poner la cabeza hacia atrás, y pudiendo respirar con total normalidad. La cabeza debe estar orientada hacia delante, no hacia abajo. El cuerpo levemente hacia delante, sin cometer el error de inclinarse en exceso. Hay que mantener la columna en una posición neutral. Los movimientos de brazos serán exactamente los mismos que se harían en la superficie, menciona Clarín.
Ver esta publicación en InstagramYa estoy de vuelta a la carrera pero en la piscina. 😊🏃🏼♀️💦 #aquarunning #readaptacióndeportiva
Tiempo de entrenamiento
Cuando se corre, se suelen hacer 5 series de 5 minutos a un ritmo medio. Lo mismo pasa en la pileta: se debe correr a intensidad media durante 5 minutos y descansar de 1 a dos minutos, como recomienda una nota de la revista Runners. Por otro lado, sobre la superficie es muy fácil aumentar el ritmo y hacer pequeñas series hasta el siguiente árbol o la próxima cabina telefónica, sin embargo, en la pileta hay que guiarse con los elementos que haya a la vista: las boyas o la escalera, por ejemplo. También es bueno tener en cuenta la regularidad y controlar la resistencia: lo ideal no es tirarse a la pileta y empezar a correr a una velocidad desmesurada, ya que el cuerpo tiene sus límites. Lo mejor es distribuir la energía para completar de 30 a 45 minutos por sesión, como indica la revista mencionada.
Beneficios de practicar aquarunning
A pesar de que ya los hemos mencionado, te damos un punteo de las principales ventajas de realizar esta nueva disciplina:
Ideal para la rehabilitación: “el agua es un medio increíblemente adecuado para rehabilitar lesiones, ya que nos da soporte (flotabilidad) a la hora de ejecutar ejercicios que de otra forma no podríamos realizar“, según explicó a Infobae Claudia Lescano, licenciada en alto rendimiento y preparadora física.
Entrenamiento cardiovascular: el aquarunning ayuda a que el proceso de recuperación muscular -en caso de lesión o desgaste- se produzca sin peligros, y a su vez se trabaja a nivel cardiovascular.
Menos riesgo de lesiones y tonificación muscular: “la característica fundamental del entrenamiento en el agua, y que lo hace tan especial, es que podemos trabajar al mismo tiempo en un ejercicio el músculo agonista y el antagonista. Ejemplo: bíceps-tríceps, cuádriceps-isquiotibiales y abdominales-espinales. Así se fortalecen de manera equilibrada ambos músculos y se evita la sobrecarga y estrés de un músculo que puede derivar en un riesgo de lesión“, detalló Lescano.