Contrariamente a lo que mucha gente cree, el ámbar no es una piedra sino una resina vegetal fosilizada hace más de 40 millones de años. En su composición tiene hasta un 8% de una sustancia llamada ácido succínico, que actúa como analgésico y antiinflamatorio natural y por eso resulta un gran aliado para nuestra salud.
Así lo comprobó Eloisa Caballero, quien se especializó en los usos del ámbar y la sanación a través de collares a través cuando su bebita Nina comenzó la dentición. “Le estaban saliendo las muelas y estaba super molesta. Yo había probado ya con mordillos, geles, cosas frías… Una amiga me recomendó el collar y fue impresionante en sólo un par de días el cambio y el alivio que tuvo Nina”, recuerda Eloisa.
Sanar y emprender
Tan maravillada con su propia experiencia, junto a su marido empezaron a investigar su origen y bondades. Así descubrió que el ámbar proviene de la zona del mar Báltico y que, en esta región, hace millones de años había bosques de pinos que producían una sustancia densa y pegajosa para protegerse de plagas y enfermedades.
Esta resina fosilizada es lo que llamamos ámbar y si bien hay ámbar también en otras regiones del mundo lo que caracteriza al ámbar báltico es justamente la presencia de ácido succínico en su composición.
Finalmente Eloisa viajó a Lituania para profundizar más sus conocimientos y decidió a traer los collares de ámbar a la Argentina, que hoy vende bajo la marca “Regina“.
Beneficios
Los collares de ámbar resultan muy buenos para tratar diferentes dolencias. En los bebés funcionan muy bien durante el proceso de la dentición, calman molestias, ayudan a desinflamar encías, a disminuir el babeo. En adultos he tenido muy buenas devoluciones usados para calmar dolores articulares, cervicales y hasta alergias. Siempre teniendo en cuenta que son un complemento y no una terapia o una medicación en sí mismos. El ácido succínico contenido en el ámbar se libera en muy bajas dosis con el calor de la piel, por eso es importante que el ámbar esté en contacto con el cuerpo y no sobre la ropa.
Están hechos con una tanza de poliester muy resistente y tienen un nudo entre piedra y piedra. En el caso de los bebés lo ideal es usarlos en el cuello por proximidad a la zona de las encías y porque el cuello libera mucho calor. De todas maneras, aquellas mamás que se sientan más seguras usándolo como pulsera o tobillera lo pueden enroscar en la muñeca o tobillo, especialmente durante la noche.
Mini Bio
Eloisa Caballero es mamá, emprendedora, viajera incansable y amante de los idiomas. Trabajó en publicidad y también dando clases de idiomas hasta que el ámbar llegó a su vida y la cambió para siempre. Ama su trabajo, la libertad y la posibilidad que le da de viajar y de estar muy cerca de su hija. La pueden contactar y consultar vía Instagram: @reginacollaresdeambar