¡Ay estrés, cómo nos hiciste bailar en el 2020! Muchos sentimos algo de esto ¿no? Entonces, ahora que empieza un nuevo año y la magia se renueva, tal vez sea buen momento para repensar rutinas y hábitos, y así vivir mejor.
Ya sabemos que el estrés es una respuesta fisiológica normal del cuerpo, que ocurre para ponernos en “estado alerta” y mantener la supervivencia (por eso se dice que el estrés nos protege). Pero hay que estar atentos, porque cuando el estrés se transforma en algo crónico, empieza a afectar nuestro bienestar. Hablamos con Elisa Chapado, nutricionista (trabaja con nutrición consciente), para que nos cuente cómo desde la alimentación podemos calmar nuestros niveles de estrés, y vivir más felices y en armonía.
Elisa, ¿Qué pasa cuando hay estrés?
El cuerpo puede percibir un estrés real de que “me está corriendo un león en medio de la selva” o un estrés percibido de andar a las corridas todo el día. Cuando el cuerpo percibe este estrés, se activa el sistema nervioso SIMPÁTICO, que justamente es el que prepara al cuerpo para salir corriendo, liberando cortisol, adrenalina y noradrenalina. También acelera el ritmo cardíaco, la respiración se vuelve superficial, se inhibe la producción de saliva, se inhibe la peristalsis digestiva (movimientos necesarios en la digestión), se libera glucosa, y estamos más atentos (lo que dificulta el sueño).
¿Y cómo salimos de ahí?
Para pasar de este sistema simpático de lucha o huida (y todo lo eso conlleva), tenemos que activar el sistema PARASIMPÁTICO, que es el que se activa post-estrés de una manera natural, y nos ayuda a mantener el cuerpo en equilibrio. El tema es que a veces, con nuestro ritmo de vida, necesitamos activarlo nosotros mismos. La idea es sumar prácticas que nos permitan advertir qué cosas ocurren en mi mente y en mi vida, y cómo eso afecta al cuerpo. De esta manera, nos resultará más fácil tomar decisiones para nuestro bienestar físico, mental, emocional y espiritual.
¿Podrías darnos algunas ideas para encontrar ese bienestar del que hablás?
- Respirar consciente: inhalando y exhalando suave y profundo. Podemos hacer tres respiraciones conscientes antes de levantarnos de la cama, antes de cada comida, antes de sentarnos a trabajar/estudiar. Esto disminuye el ritmo cardíaco, libera hormonas del descanso y sueño, estimula la producción de saliva, aumenta la resistencia a infecciones, estimula los movimientos digestivos, y nos trae calma.
- Practicar el mindfulness: poder estar en el aquí y en el ahora, observarnos, honrar la emoción que me atraviesa sin juzgarla. Traer la atención a cada momento del día.
- Comer consciente: respetar nuestros gustos y elegir alimentos reales que nos nutran a todos los niveles. Disminuir el consumo de alimentos estimulantes: té, café, mate, ultra procesados.
- Meditar: puede ser una meditación cortita, larga, en movimiento, acostada. Hay miles de formas de practicarla. No necesitas ser experta, solo dejarte ser.
- Moverse: el movimiento es música para el cuerpo, es alegría, energía. Cada uno deberá encontrar la forma que más le guste.
- Hacer cosas por placer: solo y por placer, hacer algo que nos dé felicidad.
- Agradecer: por la mañana y antes de dormir, agradecete, agradece.
- Hacer una cosa a la vez: organizar el día por tareas e ir tachando las que están listas.
- Irse a dormir con un libro: también puede ser con música. La clave es disminuir el uso de las pantallas.
- Juntarse con amigos/familia: nada nos reconforta más que el amor de los que amamos.
Vos mencionaste la “alimentación consciente”. ¿Cómo podemos trabajarla para reducir el estrés?
- Hacer comidas con alimentos reales, que te nutran de verdad, que abunden los alimentos que vengan de la tierra. Sumar más verduras verdes: las vitaminas, minerales, antioxidantes, fitonutrientes, clorofila, agua, magnesio, fibra, zinc, etc., ayudan a recobrar el equilibrio interno y nutrir a fondo cada parte de tu ser. Una forma muy poderosa es incluirlas en jugos o licuados.
- Consumir más frutas: las frutas nos aportan dulzor, además de fibra, vitaminas, minerales, antioxidantes, alimento para nuestra microbiota.
- Evitar bebidas estimulantes como el exceso de mate, café, té, que estimulan el sistema nervioso. Si te gusta tomar mate puedes sumarle coco rallado, hierbas y especies que equilibren.
- Sumar más alimentos reales, integrales, ricos en fibra, que ayuden a mantener los niveles de energía estables durante el día. Evitar los ultra-procesados cargados de azúcar que nos desequilibran.
- Sumar alimentos fuente de omega 3: disminuye síntomas de estrés y ansiedad, protege al corazón y al cerebro. Los podés incorporar con semillas de chía activadas y remojadas, nueces, lino molido, salmón, atún, sardinas.
- Comer en un ambiente relajado, sin distracciones, con atención plena, escuchando tu cuerpo, respetando tus gustos. Recordemos que la nutrición no es solo lo que comemos; es lo que sentimos, miramos, escuchamos, olemos, leemos, las personas que tenemos al lado, la naturaleza.
También alguna vez hablaste del concepto de mindful cooking. ¿Qué significa?
Tiene que ver con todo el ambiente que creamos alrededor del acto de cocinar. Que también puede ser desestrezante: poner una linda música, hacer respiraciones conscientes, disponer los ingredientes sobre la mesa y agradecer por ellos, agradecernos a nosotros mismos por ese momento, conectarnos sólo con eso que estamos haciendo, disfrutar del olor que inunda la cocina, beber una infusión relajante mientras cocinamos, decorar un lindo plato con la comida, sentarnos afuera o en un lugar tranquilo a disfrutar, saboreando bocado por bocado.
¿Qué mensaje podrías dejarnos para vivir mejor este 2021?
Me gustaría sumar que comer es un acto de amor propio. Cada día y en cada comida tenemos la oportunidad de celebrarnos, escucharnos, respetarnos, cuidarnos, atendernos, sanar, tratarnos con amor y agradecer. Sanar la relación que tenemos con la comida tiene que venir desde sanar la relación que tenemos con nosotros mismos, desde adentro, desde ser conscientes de que lo que hago contribuye a mi bienestar integral y a mi autoconocimiento. Mi intención es que podamos disfrutar la comida y comamos con un propósito. Que disfrutemos nuestra vida y que tengamos una relación plena, sana y feliz con nosotros mismos. Debemos empezar a hacer cosas que nos nutran en todos los niveles, que nos hagan vibrar bonito y nos llenen el alma.
Elisa nos propuso que esta semana intentemos saborear cada momento al máximo, que nos dediquemos momentos para nosotros mismos, que nos amiguemos con nuestro ser, que sólo nos digamos palabras lindas, que nos escuchemos y no nos juzguemos. Y que cada alimento que nos llevemos a la boca, sea de una manera consciente y amigable. Como ella dice, “cada día es una oportunidad, no un día más. Depende de nosotros cómo decidamos vivirlo”.
Más info: @elisachapado