Linda y cómoda son dos palabras que pueden estar en la misma oración, dos sentimientos que pueden convivir si aprendemos a entrar en armonía con nuestro cuerpo. La vida se vuelve mucho más inmediata, mucho más real y plena cuando nos damos el permiso de ser genuinas, de ser nosotras de verdad.
No se trata de conformarnos, sino de transformarnos con amor: Somos mujeres y nunca nos gusta cómo salimos en fotos, siempre creemos que nuestras piernas podrían ser más largas, más flacas y nuestro pelo un poco más lacio. El problema no es que queramos cambiar algo de nuestro cuerpo, sino la manera en la cual nos tratamos y limitamos. Cuando la vergüenza, la culpa o el miedo a dejarnos ver, interfiere en nuestras relaciones, nos impide disfrutar y entregarnos, entonces necesitamos accionar.
Tratate bien, comprometiéndote a trabajar para cambiar lo que te disguste de vos pero siempre honrándote, agradeciendo tu cuerpo, respetándolo y evitando sobre cargarlo de esfuerzos excesivos. Mirate con amor, tratate con amor, no seas despectiva con vos misma.
De trabajar para descubrirnos, develarnos, encontrarnos: Una mil veces, nunca dejes de buscar qué te gusta, de experimentar la manera de verte mejor, más adentro, más la esencia. Cuanto más te conozcas, mejor vas a poder elegir. Qué dar, qué recibir, qué compartir, qué vestir para sentirte vos.
De saber quiénes somos y vivir afines a nuestra presencia: Necesitás alejarte de todos y todo aquello que te incite a no respetarte, a no valorarte, a entregarte en exceso incluso, contra tu voluntad. Necesitas cortar o sanar esos vínculos con personas o entornos que promuevan tu inseguridad o te fuercen a parecerte a alguien más que podría ser cualquier otro, menos vos.
Habitate con amor y respeto y una nueva vida comenzará a brillar y a encenderse a tu alrededor. No te pierdas la experiencia de ser vos misma.