- Hacelo a tu tiempo. Si levantarte a las corridas te molesta más que dormir un ratito menos, entonces, programá tu despertador para iniciar el día a tu tiempo justo. Equilibrá la cantidad de horas que tu cuerpo necesita descansar con el tiempo matinal que necesites para hacer tus actividades antes de salir y evitar el mal humor de estar corriendo.
- Movilizá la energía de tu cuerpo. Tené en cuenta que tus músculos estuvieron en la misma posición por largas horas y antes de iniciar tu jornada, necesitás volverlos a ejercitar. Entonces, al despertarte, realizá algunos movimientos y estiramientos que te ayuden a elongar tu columna, tus brazos y tus piernas. Practicar cinco series de “saludo al sol” (Yoga) sería ideal, pero sino con que movilices la energía de tu cuerpo, ya te alcanza para empezar mejor.
- Empezá con algo que puedas disfrutar. ¿Cuál es la actividad que te inspira, que te pone contento y que te ayuda a reconectar con vos mismo? Podrías incorporar una porción de ella en tu mañana para realizarla como previa a tus responsabilidades? Por ejemplo, si te gustara leer, desayunar afuera, salir a correr, pasear a tu mascota, entonces, programate para realizarla en la etapa inicial de tu día para, en lo posible, abrir tu jornada con algo que ames y te haga sentir bien.
- Elevá una intención para tu día. Esta es una de las condiciones más importantes para abrir bien el día. Más allá de lo que pase después, abrí tu jornada estableciendo un propósito. No se trata de “controlar” tu día, es más, tu propósito podría ser, perfectamente, el poder fluir con lo que la vida te proponga hoy. Es un envío de intención, una especie de rezo con vos mismo para sintonizarte con algo que quieras lograr hoy.
Algunas propuestas
¡A beber! Comenzá tu día con una infusión de ginseng y limón. El ginseng es una planta estimulante china que actúa sobre el sistema nervioso central, incrementa la resistencia física y la capacidad de adaptación a los cambios y el estrés.
¡A practicar! Yoga a la mañana recarga de energía al cuerpo y la mente. La hora previa a la aparición del sol, es la ideal para la práctica y la meditación. Aquí algunas rutinas para ejercitar desde la cama:
✨Juntar plantas de los pies y separar las rodillas, en forma de diamante. Poner una mano sobre el estómago y la otra sobre el pecho. Respirar lento y profundo, inhalando y exhalando por la nariz unas 8 veces.
✨Colocarse boca arriba y apoya las palmas de las manos en la cama, separar pies ancho de caderas, apoyar plantas de los pies en la cama, flexionar las piernas y empujar con la cadera y los glúteos hacia arriba contando 6 respiraciones para ir y 6 para volver. Repetir esta secuencia 8 veces.
✨Boca arriba, separar piernas un poco más de ancho de caderas y llevalas hacia el pecho mientras el torso queda fijo en el colchón. Con cada mano agarrarse de los dedos gordos y llevar las rodillas hacia la caja torácica. Mantener la postura 8 respiraciones.
✨Sentarse con las piernas extendidas. Manteniendo la espalda recta, hacer fuerza con el abdomen, despegar las piernas estiradas de la cama y estirar los brazos a los costados del cuerpo con las manos apuntando como flechas hacia adelante, quedando el apoyo solo sobre los glúteos.
sostener al menos 5 respiraciones y aflojar.
✨Colocarse sobre los 4 apoyos. Fijate que tus manos estén apoyadas bajo la línea de tus hombros y las rodillas estén a la altura de tu cadera. Relajar tus pies, apoya los empeines sobre la cama. Inhalando, arquear la espalda hacia abajo y mira hacia adelante. Exhalar y redondear la espalda hacia arriba, llevar el mentón al pecho. Repetir 8 veces.
✨Acostada boca abajo con la frente apoyada en la cama, llevar las manos debajo de los hombros, hacerlo sobre los codos, con los antebrazos apoyados en la cama. Inhalar y empezar a despegar el pecho y la parte alta del abdomen lentamente. Mientras, mira hacia arriba en postura de cobra. Chequear que los hombros se alejen de las orejas.
Desde cobra, acomodar tu cuerpo hasta sentarte sobre tus empeines y llevando talones a la cola, apoyar la frente en la cama a la vez que llevas los brazos hacia adelante o bien al costado del cuerpo relajados en postura de niño y aprovecha para relajar bien tu cuello. Sostener 12 respiraciones y para regresar, caminar con las manos hacia tus rodillas a la vez que vas redondeando la espalda, lo último que llega es la cabeza.