No creo que hayas sentido nunca otra medicina igual. No siento que haya algo más curativo, más suavizante para el corazón, para el cuerpo y la mente y todos los “y” que se nos puedan ocurrir. Un abrazo nos sostiene el alma. Nos restaura, nos acaricia una parte nuestra que no puede ser tocada, nunca igual, de otra manera.
Un abrazo de esos que te digo, te rompe la soledad, te desarma el miedo, te resguarda hasta los sueños y las oportunidades. Te hace tan bien que pudieras instalarte en él por horas, por días, por vidas. ¿Te lo dieron alguna vez? ¿Fuiste capaz de dárselo a alguien?
Creo que hay ciertas personas que son como “abrazadores profesionales”, especiales, que no se encuentran tan seguido, pero cuando se te aparecen, tenés que aprovecharlos con todo todo todo todo tu tiempo. Registrá lo que le pasa a tu vida por dentro en ese abrazo. Vivilo con tu respiración, con tus manos, con esa energía que sentís mientras te lo están dando.
Abracemos así la vida, curemos lo que está en nuestro cuerpo y en nuestro espacio. Hagamos poesía con las manos y contengamos todo el bien. En cada abrazo, alguien exhala, alguien suelta lo que le angustiaba, lo que le dañaba los oídos del corazón.
Que te abracen mucho así, rodeando, envolviéndote, ayudándote a respirar más profundo. Que des abrazos así, curadores, poetas, enormes de vida como el océano. !Eso es lo que te deseo hoy!