La luna es energía pura. Es magia, misterio. Hay mujeres que esperan determinados ciclos lunares para cortarse el pelo, otras que están seguras que darán a luz con luna llena, y hasta muchas asociamos nuestros estados anímicos con el ritmo lunar. ¿Qué nos conviene hacer en cada fase? ¿Cómo se relacionan las fases de la luna con los ciclos menstruales?
Ximena Iantunoni (psicóloga con un abordaje integrativo psico-espiritual, y autora del libro “Lunáticas”, editorial Grijalbo), explica que nuestro estilo cambiante, impredecible y variable (bien de mujeres), es así y es perfecto. Lo que no siempre sabemos, es que todo esto tiene que ver con las energías del ciclo menstrual femenino que nos atraviesan cada mes, y que además, están relacionadas con las fases de la luna.
“Las mujeres estamos determinadas por el ciclo menstrual, proceso básico del cuerpo que rige nuestras energías. Somos cíclicas, y en correspondencia con la Luna transitamos mes a mes fases crecientes, llenas, menguantes y oscuras. El ciclo menstrual alumbra nuestra naturaleza; cada una de sus fases nos influye con su energía particular y su tono emocional propio”, dice Ianantuoni.
Entonces, si entendemos esto, podremos abrazar nuestras inconstancias, inestabilidades, ánimos cambiantes, y desde esa conexión básica aprenderemos a integrarnos y fluir.
¿Quieren conocer de acuerdo a cada fase lunar, con qué energías y habilidades cuentan? Empecemos, teniendo en cuenta que son cuatro las fases de la luna y cuatro las etapas del ciclo menstrual femenino:
LUNA CRECIENTE/ Período Pre-ovulatorio (entre el sangrado y la ovulación): se trata de una etapa de liviandad física, de bienestar con nosotras mismas, de curiosidad y contacto con el mundo que nos rodea. Por eso es ideal para:
- Hacer trámites de esos que dan pocas ganas, para los que hay que tener paciencia.
- Concretar tareas pendientes que venimos arrastrando últimamente.
- Salir a divertirse, conectarse con otros, conocer lugares nuevos.
- Probar la clase de danza, canto, teatro, o lo que más te guste.
- Hacernos ese corte de pelo que queremos probar hace tiempo.
LUNA LLENA/ Ovulación: el momento del ciclo en el que estamos fértiles, brillantes como la luna, atractivas, listas para fecundar, luminosas. Ideal para:
- ¡Embarazarse! Si estás buscando tener un hijo este es el momento.
- Concretar citas amorosas.
- Comprometernos en algún proyecto solidario o actividad comunitaria.
- Salir de paseo con nuestros hijos. Hacerles el tratamiento para los piojos, llevarlos a la peluquería o al dentista. Las tareas maternas fluyen armoniosas en esta etapa.
- Organizar reuniones grupales, presentar proyectos creativos en una reunión de trabajo, acompañar a quien esté necesitando ayuda emocional.
LUNA MENGUANTE/ Período Premenstrual (entre la ovulación y el sangrado): es un tiempo de hipersensibilidad que nos pone susceptibles, irritables, con tendencia al enojo. Pero también es un momento muy creativo e intuitivo. Ideal para:
- Ejercitar la paciencia, observar y reflexionar antes de actuar.
- Darnos tiempos generosos para revisar nuestros anhelos, insatisfacciones, lo que estamos deseando adquirir y lo que queremos desechar de nuestras vidas.
- Malcriarnos a nosotras mismas, comer lo que nos den ganas, bajar la exigencia con la estética y la imagen corporal.
- Visualizar qué nos gustaría lograr, situar algunos objetivos.
- Dedicarnos a cualquier expresión artística que nos permita fluir y volcar la creatividad caótica que se despierta en esta etapa: pintar, escribir, bailar, cantar.
LUNA NUEVA/ Sangrado: es cuando más necesitamos parar un poco, descansar, meternos para adentro, estar con nosotras mismas, y conectar con la mujer sabia que llevamos dentro. Ideal para:
- Tomarnos un descanso, frenar las rutinas, bajar las exigencias, permitirnos dormir más, vestirnos con ropa cómoda.
- Dejar caer expectativas, soltar la ansiedad.
- Meditar, leer, escribir, hacer todo lo que facilite la introspección, conectar con lo más profundo y sincero de nosotras mismas.
- Generar encuentros con los amigos que nos hacen sentir confianza, con los que podemos intimar, ser sinceras, tener charlas profundas.
- Tener algún contacto con la naturaleza. Cuidar las plantas, contemplar un paisaje, asistir a alguna ceremonia mística que nos ilumine el espíritu.
Cuando le preguntamos a Ximena por qué estamos tan alejadas de estos saberes, no explicó que venimos de una época en la que no se valoraba la conexión con el cuerpo, con los procesos básicos de la mujer, con la fuerza de lo esencialmente femenino. Por eso, el mejor regalo que podemos hacernos, es el de empezar a conectarnos con los mensajes que nos da nuestro organismo, con los propios ritmos, ciclos, deseos, ganas y necesidades. Empezar a vivir “sintiendo” y no “transcurriendo”. Gran aventura si las hay.