Más allá de armonizarte y probar diferentes técnicas para sumar calidad a tu vida, una de prácticas más importantes, es la de enfocarnos en mejorar la relación con nosotros mismos, cambiando hábitos que nos lastiman y nos limitan constantemente. Hoy, te compartimos tres conductas que necesitamos abandonar, cuando elegimos vivir mejor:
Obligarte a ser perfecto: Basta ya de obsesionarte con tus defectos y de pensar que todo lo que emprendemos debe ser perfecto. Recuérdate que al Universo le sirve más que trabajes con alegría y que agradezcas tu cuerpo, tus dones y tus virtudes. Esto no significa no esforzarse por mejorar, sino aceptarnos y valorar lo que nos fue dado. Querernos nos vuelve más productivos y nos conecta con nuestra verdadera misión.
Mantener relaciones oxidadas: No puedes destinar tanta energía a mantener o alimentar relaciones que ya se han oxidado, desde hace tiempo. No te sientas obligado a vincularte con quienes ya no aportan nada agradable a tu vida. Trabaja en mejorar la manera de relacionarte y enfócate en el desapego de aquellas personas o círculos con los que ya no compartes nada real. Intentemos que nuestros vínculos no sean vividos como una carga, sino como una bendición.
Posponer tu felicidad: ¿Cuántas veces nos encontramos poniéndonos excusas mentales a nosotros mismos? Intentemos recordarnos que siempre podemos empezar hoy. Ser felices comienza con la decisión de hacernos cargo de lo que nos pasa y de trabajar con ello para intentar transformarlo. Anímate a encender tus proyectos y deseos, dedicando tiempo diario o semanal a conectarte con ellos. Eres el primer responsable de cumplirte los sueños.