Hay quienes viven, constantemente, nerviosos y hay quienes, al menor indicio de cambio, se sienten en pánico y en tensión. Para esos momentos en los que te sentís colapsar, te dejamos tres actitudes que revierten, totalmente, tu situación y tu entorno.
Mantenete respirando: Profundo, a tu tiempo, exhalando sin retener (El ritmo de tu respiración nivela la energía en tu cuerpo y reduce los estados de ansiedad y de estrés. Cuando no sepas qué hacer o qué decir, simplemente respirá y volvé a escucharte por dentro).
Recordá tus prioridades y tus propósitos: Es esto, de verdad, ¿Tan importante, tan determinante? ¿Merece qué pierdas tu tranquilidad y tu alegría de hoy o, simplemente, es un asunto más que vas a resolver? Preguntarte te devuelve tu sentido de la perspectiva.
Pensá en tus dones y en los de las personas qué te rodean: Si esto te está pasando a vos es porque en vos o a tus alrededores está la llave que destraba esta puerta, el conocimiento que revela este aprendizaje, la medicina que alivia esta fricción. Dicen que todo tiene una misión por dentro, un sentido superior al cual responder. Develá, entonces, tu mensaje oculto o pedí ayuda y trabajá en equipo. Nadie espera que seas un súper héroe.
En verdad no es la situación la que se revierte, sino el lugar que decidís ocupar en ella.